1 MANUAL DE ESTUDIOS SEMIÓTICOS

1.8 CONCEPTO Y DESARROLLO DE SEMIÓTICAS PARTICULARES

1.8.15 SEMIÓTICA, INTERPRETACIÓN Y PRAGMÁTICA

1.8.15.1 PRIMERA PARTE

Message 724

Sat Oct 21, 2000 2:00am

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 1

Nota sobre la intención comunicativa según Grice

En su artículo «La pragmática y las intenciones comunicativas», Dascal (1999) expone las ideas de Grice sobre la comunicación en los siguientes términos:

“En su ya clásico artículo «Meaning» de 1957, Grice propone la siguiente caracterización (cruda) del significado (no-natural) de un hablante que profiere x:

‘H intentó decir algo mediante x = H intentó que su proferencia de x produjese algún E(fecto) en una A(udiencia) por medio del reconocimiento [por parte de esa audiencia] de esta intención’.

La idea esencial expresada en esta definición, y ya presente en Locke, es la de que hay comunicación propiamente dicha solamente cuando lo que causa en el oyente el efecto deseado por el hablante es el reconocimiento de la intención comunicativa del hablante. Dicho de otro modo: la acción comunicativa se caracteriza por un tipo especial de causalidad. Así, si tengo la intención de hacerte pensar en Hamlet y lo hago poniéndome a recitar versos de esa obra en la sala de baños, y si efectivamente eso te lleva a pensar en Hamlet, pero sin darte cuenta de que lo hice con esa intención (por ejemplo, porque supones que estoy simplemente preparándome para el espectáculo de esta noche), no ha habido propiamente comunicación entre nosotros” (1999: 40).

Cito este pasaje no porque esté necesariamente de acuerdo con lo que en él se plantea, sino como ilustración de una concepción compleja de comunicación que incluye las condiciones para que ésta sea considerada tanto exitosa como fracasada. Más adelante en su artículo, Dascal vuelve a referirse a dicha concepción así:

“Supongamos, por ejemplo, que H desea que A salga de la sala y para eso se pone a cantar desentonadamente, pero lo hace con la intención de que A no solamente salga, sino también de manifestar su desprecio por él. En este caso, a) H intenta que A piense que H intenta que A salga debido al canto desagradable, pero también, b) H intenta que la verdadera razón para que A salga sea el hecho que H así lo desea, y no la molestia que le causa el canto. Si A no reconoce (b) y sale debido a (a), la intención comunicativa de H no se realiza plenamente, aunque las condiciones del definiens de Grice sean satisfechas cuando A reconoce solamente (a)” (1999: 43).

En los dos pasajes citados Dascal habla de comunicación fracasada (aunque éstas no sean sus palabras) pero sólo a medias: en el primero, “no ha habido propiamente comunicación entre nosotros”; en el segundo, “la intención comunicativa de H no se realiza plenamente”. En el primer ejemplo, H tiene la intención de que A piense en Hamlet. Para hacer que dicho estado cognitivo de A, intencionado por H, pase de la virtualidad a la realización, H se pone a recitar versos de esa obra, acto discursivo que cumple la función del programa narrativo mediante el cual H cree que transformará el estado cognitivo inicial de A, de naturaleza disjuntiva (A no piensa en Hamlet), en el estado cognitivo final, de naturaleza conjuntiva A piensa en Hamlet), intencionado por H. Ahora bien, H logra que A piense en Hamlet, por lo que diríamos que H realiza su intención. Pero H tiene además la intención de que A se dé cuenta que había recitado los versos con la intención deliberada de hacerlo pensar en Hamlet. Esto significa que la intención de H es compleja, pues incluye 1) la intención de que A piense en Hamlet y 2) la intención de que A se dé cuenta que H tiene la intención de que A piense en Hamlet. Es decir, la intención compleja de H no consiste solamente en que A piense en Hamlet, sino además en que se dé cuenta que H desea que piense en Hamlet. Esto quiere decir que lo que está en juego es una doble transformación cognitiva de A: que piense en Hamlet (paso del estado de no pensar, disjuntivo, al estado de pensar, conjuntivo) y que se dé cuenta que H tenía la intención de que pensara en Hamlet (paso del estado de no darse cuenta, disjuntivo, al estado de darse cuenta, conjuntivo). 

Ahora bien, sólo hay propiamente comunicación, dice Dascal que dice Grice, si A piensa en Hamlet al escuchar a H recitar los versos y además se da cuenta que H los recita para que él, A, piense en Hamlet. En términos greimasianos, en este caso H sería un destinador manipulador exitoso, pues lograría, mediante su programa de manipulación, que A, destinatario-sujeto, realizara la doble transformación de su estado cognitivo siguiendo la intención compleja de H. Por el contrario, no hay comunicación propiamente dicha si A se limita a pensar en Hamlet al escuchar a H recitar los versos pero no se da cuenta que H lo hace con la intención de que piense en Hamlet. En este caso H sería un destinador manipulador fracasado, pues no lograría que A, destinatario-sujeto, realizara la segunda transformación cognitiva intencionada por H.

En el segundo ejemplo, la intención de H es que A salga de la sala, es decir, que pase del estado pragmático inicial de conjunción espacial a un estado pragmático final de disjunción espacial. Para realizar dicha intención, H se pone a cantar desentonadamente, acto discursivo que cumple la función del programa narrativo mediante el cual H cree que transformará el estado pragmático-espacial inicial de A. Esta decisión de H de cantar desentonando deliberadamente presupone que H cree 1) que A puede reconocer un canto desentonado, lo que presupone en él una determinada competencia musical; 2) que a A no le gusta el canto desentonado; 3) que al no gustarle, A prefiere alejarse del espacio en el que se encuentra la fuente de dicha insatisfacción. Ahora bien, además de desear que A salga de la sala, H desea que A se dé cuenta que H lo desprecia, lo que pone en juego, articulada a la transformación pragmática espacial, una transformación cognitiva de A, el paso a un estado cognitivo (el nuevo saber de A) cuyo contenido es un estado pasional de H, el desprecio que siente por A. Para lograr esta doble transformación de A, pragmática y cognitiva, H recurre a la acción de cantar desentonadamente, de tal modo que A piense no sólo “¡Cómo desentona H, y qué molesto es escucharlo!”, sino además “H canta desentonadamente para manifestarme su desprecio”. Sólo cuando se cumplen estas dos condiciones, dice Dascal, se realiza plenamente la intención comunicativa de H. 

Detengámonos un poco en este ejemplo. Dascal dice que, con la intención de que A salga de la sala en la que se encuentran H y A, H se pone a cantar desentonadamente. Esto presupone que A canta desentonadamente porque así lo quiere, pero que sabe y puede cantar entonadamente, es decir, que tiene la competencia musical para cantar con entonación pero no la motivación para hacerlo en esta coyuntura particular. Por consiguiente, no se nos dice que H no pueda/no sepa no desentonar (es decir, que H desentona necesariamente porque no es competente), sino que H puede/sabe desentonar, lo que presupone que también puede/sabe no desentonar (es decir, que H desentona porque es competente potestiva y cognitivamente tanto para hacerlo como para no hacerlo). Si, por su parte, A se da cuenta (es decir, si cree) que H desentona para manifestarle su desprecio, se representa por tanto a H como un sujeto competente, y no como un sujeto no competente, es decir, como un sujeto que puede/sabe desentonar y puede/sabe no desentonar o, lo que conduce a lo mismo, puede/sabe entonar y puede sabe/no entonar. Si A creyera que H desentona sin darse cuenta de que lo hace deliberadamente, entonces se representaría a H como un sujeto no competente, que no puede/no sabe entonar o, dicho de otra manera, como un sujeto que no puede/no sabe no desentonar, por lo que no podría darse cuenta (es decir, creer) de que H lo desprecia. Esto pone de manifiesto la importancia de los simulacros recíprocos de H y A para el logro o fracaso de la comunicación entre ellos según los criterios de Grice. 

En conclusión, de acuerdo a lo expuesto arriba, tener éxito a medias (H logra que A piense en Hamlet, pero no que A se dé cuenta que H tiene la intención de que piense en Hamlet; H logra que A salga de la sala, pero no que A se dé cuenta que H tiene la intención de que A sepa que lo desprecia) no constituye propiamente, plenamente, una comunicación entre H y A. ¿Les parece aceptable está concepción de comunicación? ¿Converge con la concepción que tienen ustedes? ¿Les parece muy exigente, que involucra demasiadas condiciones? ¿O más bien pocas? ¿O condiciones que no son pertinentes? ¿Consideran que el concepto de competencia comunicativa puede dar cuenta tanto de la comunicación exitosa como de la fracasada? ¿O consideran que, para ello, se requiere de una concepción semiótica diferente? ¿Y cuál sería esa concepción?

Cali, X-2000

DASCAL, Marcelo.1999 «La pragmática y las intenciones comunicativas», en DASCAL, Marcelo (ed.): Filosofía del lenguaje II: Pragmática. Madrid: Trotta, 1999.

Cordialmente,

Eduardo

Message 725

Sun Oct 22, 2000 5:21am

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 2

Nota sobre la competencia comunicativa

En días pasados escuché un tango, “Cartón junao” (música de Juan D’Arienzo, letra de Carlos Waiss), cuyo texto dice así:

Siempre pasa con el pucho sobrador a flor de labio con la pinta medio shiome que deschava el arrabal. Lleva el lengue hecho galleta, con el funyi arremangado y se va ladeando todo con andar acompadrado mientras pica en la vereda con el taco militar. La chamuya de los grilos, de cachimba y empiedrada en la cara luce un feite que hoy es vieja cicatriz. Se da dique que hace poco lo fajaron la mancada y fue culpa de una nami que de puro rechiflada casi ortiba los aprontes que le daba en el bulín. La va de que es junado, conversa de sotana, su vieja ferramenta la tuvo que amurar. Pregunta por "el hombre", respeta a la fulana y dicen que un caudillo lo pudo acomodar. La va que fue ladero de puntos remanyados y en el refiche lungo del turbio chimentar, para él no hay secreto, desde tirar el carro, pialarse en un choreo o hacer un cuento más. Tiene pinta bulinera de gavión de rango misho el yuguillo lo levanta, casi, casi hasta la nuez cuando juna al mayorengo se las toma "stricho y pico" se embalurda con dos cañas, le hace cruz al abanico y pa' andar algo piola la jotraba de chofer. La saluda con ¡dequera! y si marca es con un ¡quía! pero yo que le remanyo su prontuario, bien lo sé que no tiene más balurdo que un andar de contramano y los tiras, la otra noche fue por gil que lo apuntaron cuando estaba haciendo pinta en la puerta de un café.

Tengo que reconocer que, a pesar de mi largo trato con los tangos, no comprendí gran cosa. Incluso se me hizo difícil a veces reconocer ciertas palabras al escucharlo: percibía la cadena fónica pero se me dificultaba segmentarla gramaticalmente de manera adecuada, problema que solucionó la lectura del texto escrito. No obstante, la dificultad semántica persistía, y persiste, pues no me he puesto en la tarea de consultar un diccionario de lunfardo para suplir las debilidades de mi competencia léxica, subcomponente de la competencia lingüística.

Puesto que no puedo aprehender la macroestructura semántica de este poema, para decirlo en términos de van Dijk, llego a la conclusión de que no ha habido comunicación, si entendemos por tal la puesta en común, en el sentido de una convergencia óptima, de la significación generada por el enunciador y la significación interpretada por el enunciatario. Como al caído se le cae de nuevo, poco después leí ¡en una novela! (El tío Petros y la conjetura de Golbach, de Apóstolos Doxiadis, Barcelona: Ediciones B, 2000) lo siguiente:

“Tanto en su versión algebraica como en la analítica, la teoría de números tiene el mismo objetivo: estudiar las propiedades de los números enteros o positivos (1, 2, 3, 4, 5, etcétera), así como sus interrelaciones. Igual que la investigación física consiste principalmente en el estudio de las partículas elementales de la materia, muchos de los problemas esenciales de la aritmética avanzada se reducen a aquellos de los primos (números enteros que sólo pueden dividirse por 1 y por sí mismos, como 2, 3, 5, 7, 11...), el irreducible cuanto del sistema numérico”.

Confieso que no sé qué significa versión algebraica y analítica de la teoría de números, o propiedades de los números enteros, o partículas elementales de la materia, o el irreducible cuanto del sistema numérico, e incluso la explicitación de qué son números enteros y números primos me deja en el aire.

Poco más adelante el narrador prosigue de esta guisa: “Las principales [verdades] eran dos: su distribución (es decir, la cantidad de números primos menores que un entero dado n) y las pautas de su sucesión, la escurridiza fórmula mediante la cual, partiendo de un número primo dado pn, uno podía determinar el siguiente, pn+1. A menudo (quizás infinitamente a menudo, según una hipótesis), los números primos sólo están separados por dos enteros, en pares como 5 y 7, 11 y 13, 41 y 43 o 9857 y 9859. Sin embargo, en otros casos, dos números primos consecutivos pueden estar separados por centenares de miles de millones de enteros no-primos; de hecho, es sumamente fácil demostrar que para cualquier entero dado k, es posible encontrar una sucesión de enteros k que no contiene un solo número primo”.

Y para rematar, hace la siguiente aclaración en nota de pie de página:

“Digamos que k es un entero dado. El conjunto (k+2)!+2, (k+2)!+3, (k+2)!+4... (k+2)!+(k+1), (k+2)!+(k+2) contiene enteros k ninguno de los cuales es primo, puesto que cada uno de ellos es divisible por 2, 3, 4... k+1, k+2 respectivamente. (El símbolo k!, también conocido como «factorial K», significa el producto de todos los enteros desde 1 hasta k)”.

¿Debo pasar de nuevo por la vergüenza de confesar que no comprendo de qué se trata en este texto? Por consiguiente, también en este caso afirmo que no ha habido comunicación, puesto que no estoy en condiciones de interpretar adecuadamente lo que el narrador, ese delegado del enunciador, ha tenido la intención (es decir, el propósito) de significar.

¿Cómo explicar este fracaso de la comunicación? ¿Se debe a fallas en la competencia comunicativa del enunciador, que no ha logrado hacerse comprender? ¿O más bien a fallas en la competencia comunicativa del enunciatario, en este caso yo? Pero ¿es que hay una competencia comunicativa del enunciatario? De ser así, la comunicación dependería del buen funcionamiento de las competencias comunicativas del enunciador y el enunciatario. Pero ¿qué es un buen funcionamiento de dichas competencias? ¿Y en qué consistiría, hablando con rigor, esta supuesta competencia comunicativa del enunciatario, oyente o lector? Aquí hay mucha tela qué cortar.

Ahora bien, hablar de la competencia comunicativa del enunciatario es una novedad, pues tradicionalmente se la ha atribuido exclusivamente al enunciador, pues se pensaba que la comunicación consistía en la transmisión de un mensaje a un receptor o destinatario por parte de un emisor o destinador. No obstante, pasar, como se ha hecho en la reciente investigación discursiva, de una concepción pasiva a otra activa, participante, del enunciatario, obliga a abandonar la idea de que el éxito de la comunicación depende exclusivamente del enunciador, incluso si se acepta que éste tiene en lograrlo una gran responsabilidad. Entonces, ¿cómo explicar por qué ha fracasado una comunicación? 

De otro lado, hay que tener en cuenta que la proyección del saber/poder comunicar sobre el cuadrado semiótico da como resultado cuatro posiciones modales que pluralizan la competencia. Así, nos encontramos con un saber/poder no comunicar que no hay que confundir con un no saber/no poder comunicar: un sujeto que sabe y puede no comunicar es un sujeto competente, precisamente para no comunicar lo que se esperaría que comunicara, en tanto que un sujeto que no sabe y no puede comunicar es un sujeto incompetente que no reúne las condiciones requeridas para llevar a cabo un proceso de comunicación. El no saber/no poder no comunicar nos remite a la situación modal de un sujeto constreñido por una necesidad de comunicación a la cual no puede escapar (como contradictoria que es de la posición modal del sujeto que sabe/puede no comunicar).

Si a esto se añaden las posiciones modales resultantes de la proyección de las modalidades de la motivación sobre el cuadrado semiótico (querer/deber comunicar, querer/deber no comunicar, no querer/no deber comunicar y no querer/no deber no comunicar), el domino de la comunicación se hace más complejo aún. Por ejemplo, un sujeto puede querer comunicarse con cierta clase de enunciatario pero no con otra: sería el caso de quien habla en lunfardo precisamente para que no sea comprendido por quien no lo habla. ¿Diría éste que el enunciador ha fracasado en su comunicación porque no ha logrado hacerse comprender? ¡Precisamente eso era lo que quería, excluir al no hablante de lunfardo de la comunicación! Del matemático de alto nivel diríamos que debe comunicarse y no puede no comunicarse sino como lo hace porque la especialización de la disciplina se lo impone, dirigiéndose a un enunciatario a quien supone dotado de una competencia cognitiva del mismo nivel y excluyendo en consecuencia a quien, como yo, exhibe tan crasa ignorancia en la materia. Invito a quienes afirman que existe una competencia comunicativa de la cual depende la comunicación a que me expliquen qué ha ocurrido en los dos casos arriba citados. Pienso que, si dicho concepto, el de competencia comunicativa, es adecuado, debe permitir explicar no sólo por qué y cómo una comunicación es exitosa, sino también por qué y cómo fracasa. Me parece perniciosa la práctica de análisis que consiste en tomar en cuenta solamente los procesos que resultan según lo que se esperaba de ellos, dejando de lado los fracasos, las subversiones, las transgresiones. Creo que una teoría sólida tiene que estar en capacidad de explicar tanto los procesos “normales” como los “anormales”.

Esta invitación hace parte de una propuesta más general, que pongo a consideración de todos ustedes: hacer una reflexión sobre el concepto de competencia y los tipos de competencia existentes, buscando llegar a acuerdos conceptuales mínimos.

Cali, X-2000

Cordialmente,

Eduardo

Message 727

Sun Oct 22, 2000 7:53pm

Claudia Miranda  <cmiranda@hkucc.hku.hk>

Semiótica, interpretación y pragmática 3

Estimado Eduardo Serrano,

Dos conceptos que podrian ayudarlo en sus indagaciones son "Hipercodifica" y "Lector Modelo", ambos de Eco. Los dos textos que usted cita son excelentes ejemplos de hipercodifica. Al ese concepto lo deberia encontrar en alguno de los subcapitulos del capitulo 2 "Teoria de los Codigos" del "Tratado de Semiotica General" libro que es un "oldie but goodie" (que por viejo no deja de ser bueno) (es del 75). 

Ese concepto lo ayudara a comprender porque usted no entendio nada del texto tanguero. 

No se preocupe, yo soy argentina y tampoco entiendo nada, es todo culpa de la hipercodifica, asi que no nos sintamos culpables. Y claramente ninguno de los dos encarnamos al "lector Modelo" que el texto dibuja y exige para su correcta recepcion. 

At 03:21 AM 10/22/00 -0500, you wrote:

> Ahora bien, hablar de la competencia comunicativa del enunciatario es

>una novedad, pues tradicionalmente se la ha atribuido exclusivamente al

>enunciador, pues se pensaba que la comunicación consistía en la

>transmisión de un mensaje a un receptor o destinatario por parte de un

>emisor o destinador. 

Antes que nada quiero aclararle que no se preocupe por haber dicho eso (y se lo digo con sinceridad y con ninguna ironia), porque en este mundo del conocimiento diversificado en el cual el enciclopedismo agoniza, y se tiende a la especializacion no ya en el encierro dentro del propio campo, sino ademas al interno de un par de corrientes criticas (en el mejor de los casos) el propio campo, es mas que razonable que alguien que no se haya dedicado a la Semiotica Textual pueda hacer una tal afirmacion. 

Porque al interno del campo de la Semiotica textual hablar de la competencia comunicativa del receptor del mensaje NO es en lo absoluto una novedad, sino mas bien un verdadero "trend" viejo unos treinta y pico de anios. Mas o menos como la minifalda, solo que este no vino de Londres.

Jauss, en un clasico articulo del 69, "Paradigmawechsel..." che lamentablemente nunca ha estado traducido al castellano, pero cuya traduccion aproximada seria "Cambio de paradigma en la Ciencia de la Literatura" anuncia y desarrolla precisamente lo que preanuncia el titulo de su texto (un cambio de paradigma...) cambio que radicaria en el pasaje de acento a la instancia de la recepcion del mensaje. El mismo Jaus - junto con Iser (El lector Implicito, El acto de la Lectura, etc) ira desarrollando todo a lo largo de la decada del 70 una teoria que se ha denominado precisamente "Teoria de la Recepcion" por poner el acento precisamente en la recepcion del texto.

Pero si bien Jauss e Iser desarrollaron una entera teoria al respecto, no fueron ellos los primeros en enunciar la importancia de la instancia de la recepcion en el proceso comunicativo. Ellos mismos reconocen entre su genealogia a los formalistas rusos de la Escuela de Praga y de manera especial a Jakobson (naturalmente), a Lotman, a Riffaterre, y al Eco de los 60, y a algunos otros que ahora se me escapan. 

Por otra parte los comentadores y criticos de la teoria de la recepcion han senialado aun otros - que ellos se olvidaron de recordar, son cosas que pasan - tales como Mukarovsky, Gadamer e Ingarden. 

Ingarden ya habia desarrollado con bastante precision y detalle la nocion de texto como un esquema que debia ser necesariamente completado por la recepcion del destinatario (disculpeme, pero en este momento no me acuerdo en cual de sus textos).

Cuando hablamos de formalistas rusos estamos obviamente hablando de principios del siglo pasado, asi que hoy por hoy la cuestion es ya casi centenaria.

Pero a pesar de estos anticipadores, ciertamente que el "trend" de la importancia del enunciatario se origina en los 60' y prolifera en los 70's y a inicios de los 80. 

Entre los semanticos americanos, Charles Fillmore, en el ambito de la AI, el cual yo sospecho (y no estoy sola en mi sospecha) que nunca haya leido ni a los formalistas rusos ni a los alemanes, ni a los italianos (que hacia mas de una decada que estaban produciendo un sin fin de textos sobre la cuestion) enuncia la importancia del lector en el "making" de los enunciados. El texto de Fillmore, de inicio de los 80, y que si mal no recuerdo (y si este verdadero error de recepcion aun no ha sido corregido) nunca ha sido publicado en ingles, fue sin embargo traducido al italiano en los 80 por un editor de Parma como "Lettori Ideali e Lettori reali", precisamente porque en Italia se estaba entonces en el auge mas absoluto de la importancia del lector (enunciatario, receptor, o como se prefiera llamarlo) en el ambito de las teorias de la comunicacion, de la literatura y de la interpretacion de textos. Y de este auge el principal culpable era Umberto Eco, titular de Semiotica con sede en el entonces DAMS, y luego "Instituto de Disciplinas de la Comunicacion" de la Universidad de Bologna, epicentro desde el cual se genero una entera escuela de pensamiento basada sobre la importancia del lector (tal vez yo ahora este exagerando lo de la "entera escuela de pensamiento" por cuestiones de nostalgia, esa es por cierto una posibilidad, aunque tampoco la afirmo). Lo que si es cierto e indiscutible es que el desarrollo y la articulacion teorica de la importancia de la instancia del lector y de la lectura como un elemento importantisimo en el funcionamiento de los textos es una de las mas - si no la mas - importante contribuciones de Eco al ambito de la Semiotica Textual y de la Teoria de la Comunicacion.

El libro basico y fundamental en el cual Eco enuncia su teoria es "Lector in Fabula" del 1975 (para una comprension rapida de los conceptos de Lector Modelo le aconsejo ir directamente al Capitulo) pero hay ciertamente menciones al respecto aqui y alli a lo largo de toda la obra de Eco. Para la version mas "aggiornata" de la nocion de "Lector Modelo" es necesario cf. "Seis paseos en los bosques narrativos" del 94, en donde Eco subdivide ulteriormente el concepto. 

En el ambito Italiano ya Maria Corti a mediados de los 70 en sus "Principios de la comunicacion literaria", ya habia desarrollado el concepto in extenso, y muchisimos otros antes y despues han escrito al respecto. 

Como haciendo una lista de los autores inevitablemente olvidaria a muchos, prefiero no hacerla (esta es en realidad una excusa mediocre para mi mala memoria). 

Cuando este trend nace esta gente (desde Italia, Alemania y America) estaba reaccionando a la dureza de algunas metodologias estructuralistas (que le pegaban a uno con un puntero en la mano apenas se salia del enunciado) (a esto reaccionaban mas los europeos tal vez) y a la rigidez de ciertas semanticas formales que creian poder indagar los enunciados con absoluta independiencia de sus circunstancias de enunciacion y de sus contextos pragmaticos (a esto probablemente reaccionaban mas los americanos porque los tenian en su casa). 

De esta historia del paradigma de la importancia del enunciatario (lector, receptor) habla Eco en su primer capitulo a "Los limites de la Interpretacion" (1990) tratando de reconstruir la genealogia de su propio pensamiento teorico. Alli hace - a mi juicio - un monton de regalos innecesarios, un poco por ostentacion de modestia y otro poco por el exceso de generosidad que lo caracteriza. Porque seniala entre sus inspiradores a Schmidt, Weinrich y Van Dijk, y siempre ha sido un misterio para mi como a partir de esos autores el haya podido inspirarse para teorizar la importancia del lector. De todas maneras, si la cuestion le interesa, ese primer capitulo vale la pena de ser leido.

Aca paro, me estoy olvidando de un monton de cosas, y seguramente algunas de las fechas que le he dado son erroneas. Disculpeme, pero si me ponia a controlar en los textos (ademas de no tenerlos a todos aca a mano conmigo en esta biblioteca) a este e-mail no se lo mandaba nunca, porque en realidad no tengo tiempo para darme lujos como este.

Pero me parecio importante senialarle estos textos - aun con todas estas imprecisiones.

Espero que le sirvan para algo.

Un cordial abrazo,

Claudia Miranda

Message 728

Mon Oct 23, 2000 1:27pm

Claudia González Costanzo  <deyanira@adinet.com.uy>

Semiótica, interpretación y pragmática 4

Estimados,

las interesantes citas bibliográficas de la colega Claudia Miranda, tan pródigas, generan el deseo de colaborar. Muy modestamente solo deseo agregar un libro a su consistente bibliografía: La Retórica del Silencio, de Lisa Block de Behar, 1984. La versión en inglés, de 1995, publicada por Mouton de Gruyter, recoge además, otro textos que también pueden ilustrar sobre el tema.

Y la observación de una sencilla curiosidad: cuánto están ligados todos estos desarrollos, particularmente la Teoría de la Recepción que, con toda justicia, merece tanta atención en las referencias de la colega, a los de Gadamer. Dicho de otro modo, estamos más que próximos a la Hermenéutica.

Message 731

Tue Oct 24, 2000 12:55pm

Claudia Miranda  <cmiranda@hkucc.hku.hk>

Semiótica, interpretación y pragmática 5

El amigo de mi amigo, es tambien mi amigo?

Estimada tocaya (Claudia Gonzalez),

Antes que nada, muchisimas gracias por su indicacion bibliografica de "La retorica del silencio" de Lisa Block de Behar, libro que ya mismo me estoy comprando, ademas que porque ese es uno de "mis" temas, por sospecharlo excelente, habiendo leido otros textos de la autora. Le agradeceria si me indicara cual es la editorial original, de la edicion castellana.

Siempre con respecto al silencio y a la retorica, hay un libro muy bueno - que le recomiendo a todo el que este interesado en tales temas - de Paolo Valesio "Ascoltare il silenzio. La retorica come teoria" Bologna" Il Mulino, 1984.   El cual es la version italiana (y no la traduccion) del original ingles "Novantiqua. Rhetorics as a Contemporary Theory", Bloomington: Indiana U.P., 1980; porque Valesio hara una vida que esta en Yale, pero despues de todo es italiano. No se porque (porque todavia no he logrado leer un buen articulo sobre la semiotica de los "trends" teoricos, y si alguien lo conoce le agradeceria que me diera la referencia) pero el del silencio fue uno de los tantos "hot" temas teoricos de los 80', al punto que "La semiotica del silencio" se incorporo como tema autonomo en el congreso de Berkely, si mal no recuerdo, o yo me lo estoy inventando ahora? Cosa siempre posible. Pero me estoy yendo por las ramas.

At 01:27 PM 10/23/00 -0300, you wrote:

Y la observación de una sencilla curiosidad: cuánto están ligados todos estos desarrollos, particularmente la Teoría de la Recepción que, con toda justicia, merece tanta atención en las referencias de la colega, a los de Gadamer. Dicho de otro modo, estamos más que próximos a la Hermenéutica.

Muy buena observacion!

Las isotopias tematicas pueden ligar cosas bien diversas, ya lo sabemos. Se estaba hablando de la importancia del enunciatario en la comunicacion, y por eso inclui a Gadamer en ese calderon bibliografico. Y yo ciertamente no tomaria esa sopa de libros sin un buen digestivo al lado ;-)

La relacion entre la teoria semiotica de Eco y la teoria de la recepcion es indudable, y no solo porque ambos lo profieren a quien quiera escucharlos, sino y por sobre todo por su programatico comun acento en el receptor.   Pero no podemos por eso decir que lo que los de la Escuela de Constanza hacen sea "Semiotica", ya que es mas bien algo que se coloca entre la Teoria Literaria y la Sociologia. No obstante lo cual son, por asi decir, muy "buenos amigos" de la Semiotica.

Cuando Holub - ahora me acorde quien decia eso, era Robert Holub "Reception Theory" London: ???, 1984 - establece los vinculos genealogicos y las analogias teoricas entre Gadamer (que en efecto hace Hermeneutica) y los de la "Rezeptiontheorie", Holub no esta tratando de decir que Gadamer hace Teoria de la Recepcion ciertamente, sino que son muy buenos compinches teoricos, y que los de Constanza le deben mucho a Gadamer.

A este punto cabria preguntarse si los amigos de mis amigos son siempre tambien mis amigos. Mi respuesta - en este caso - seria que todos esos autores hacen cosas bien diferentes, estructuradas en teorias bien diversas, con presupuestos diversos y metodologias dispares, a pesar de lo cual la isotopia de la importancia del enunciatario los une - como un hilo rojo - entre si.   Todos esos autores condividen algo asi como un nivel quantico de la comunicacion, nivel en el cual todas las moleculas son contiguas entre si, aunque a nivel visible los objetos del mundo no lo esten. Que a la cosa la resuelvan de manera diferente, usted y yo lo sabemos, ya que aparece evidente en su breve respuesta (y que Eco y Gadamer "la pensano ben diverso" estamos de acuerdo). Pero no se olvide que la comunicacion es siempre contextual, y que yo le estaba dando informacion a alguien que aparentemente no se habia enterado de que en los ultimos 40 anios la importancia del enunciatario no solo habia sido subrayada por un monton de teorias de la comunicacion, del texto y de la interpretacion, sino que el gran cambio de acento teorico en mas de un continente se habia ido sucesivamente "spostando" de la importancia en el emisor (viejas teorias) a la importancia del mensaje en si mismo independientemente de su emisor y de su receptor (estructuralismo) a la importancia del receptor, o mas bien a la relacion entre receptor y mensaje.

Porque tambien la Deconstruccion entra de lleno en ese paradigma de la importancia del receptor, pero ya sabemos la GRAN diferencia que hay entre la lectura de Peirce que hace Eco de la que hace Derrida (yo he escrito mas de un articulo al respecto). Y ese si que fue un verdadero y GRAVE error u omision en mi bibliografia, que no inclui a Derrida y a la Escuela de Yale.   (Ese es el problema de los e-mails, que uno los escribe como quien habla por telefono, pero quedan escritos, y el dia siguiente cuando a uno se lo repiten uno se pregunta: de veras yo dije/escribi eso?).   Luego me di cuenta que una tal omision (Derrida y Yale School) habia sido por un problema, casi diria, de ideologia de mi parte. Y esta fue una confesion, porque siempre es mejor auto analizarse los propios lapsus, antes que se los analicen los demas, no? ;-)

Pero, no obstante sus muchas y notorias diferencias teoricas, podria decirse que todos esos autores (y aun otros mas) pertenecen a un mismo paradigma, el paradigma de la importancia del enunciatario en la estructura comunicativa.

Y ya no se si todo esto tiene alguna relacion con lo que usted dijo. Este precisamente es uno de los problemas que abre la instancia de la recepcion en la interpretacion de un mensaje ;-)

Claudia

Message 732

Tue Oct 24, 2000 10:58pm

Fernandez Toledo  <gatoledo@conicet.gov.ar>

Semiótica, interpretación y pragmática 6

Para Claudia Miranda,

El libro de Lisa Block de Behard es: 'Una retórica del silencio'. La 1era. edición es de abril del 1984, y lo editó Siglo XXI, en México.

Otros textos de la autora: El lenguaje de la publicidad (1973); Al margen de Borges (1987) Dos medios entre dos medios: sobre la representación y sus dualidades (1990).

Un saludo cordial

Graciela

Message 735

Wed Oct 25, 2000 1:48pm

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co> 

Semiótica, interpretación y pragmática 7

Hipercodificación e hipocodificación

Estimada Claudia:

Te agradezco tu detallada y documentada respuesta a mi mensaje sobre la competencia comunicativa. Con la finalidad de continuar este diálogo, al cual obviamente están invitados los demás colisteros, quiero hacer algunas observaciones. Me ha sorprendido que propongas el concepto de hipercodificación de Eco como el indicado para resolver los problemas de interpretación planteados por “Cartón junao” y el pasaje de la novela de Dioxiadis. “Ese concepto lo ayudará a comprender por qué usted no entendió nada del texto tanguero”, me dices. Un texto verbal hipercodificado es un texto estructurado por códigos altamente socializados, por sociolectos de amplia distribución sociocultural, razón por la cual su interpretación por parte de los enunciatarios (lectores u oyentes) no plantea dificultades y permite con facilidad el establecimiento de acuerdos semánticos intersubjetivos. Refiriéndose a la hipercodificación retórica, Eco afirma:

“Dada una expresión como /había una vez/, el lector estará en condiciones de establecer inmediatamente, en forma automática y sin necesidad de realizar esfuerzo inferencial alguno, que (i) los acontecimientos de que se habla corresponden a una época indefinida, no histórica, (ii) que no hay que tomarlos como «reales», (iii) que el emisor quiere contar una historia imaginaria con fines de entretenimiento” (Eco, 1979: 112).

Por supuesto, no es cierto que el lector no tenga necesidad de realizar esfuerzo inferencial alguno al leer un texto hipercodificado. Como el mismo Eco lo ha mostrado posteriormente, un texto hipercodificado exige, para ser interpretado, que el lector realice abducciones hipercodificadas, las cuales presuponen aunque sea un mínimo esfuerzo cognitivo. En éstas, dice,

“La ley se da de manera automática o semiautomática. Asignemos a este tipo de ley el nombre de ley codificada. Es importante dar por sentado que incluso la interpretación a través de códigos presupone un esfuerzo abductivo, aunque sea mínimo” (Eco, 1990: 263).

Ahora bien, un texto verbal hipocodificado es un texto estructurado por códigos que no gozan de una alta socialización, por sociolectos reducidos (o idiolectos ampliados, si se me permite la expresión) de restringida distribución sociocultural, razón por la cual su interpretación por parte de enunciatarios que no los han integrado en su competencia lingüística se hace difícil. Este tipo de textos exige, para ser interpretados por dichos enunciatarios, la realización de abducciones hipocodificadas. En éstas, dice Eco,

“La regla debe seleccionarse entre una serie de reglas equiprobables puestas a nuestra disposición por el conocimiento corriente del mundo (o enciclopedia semiótica) [...] Dado que la regla se selecciona como la más plausible entre muchas, pero no es seguro que sea o no la «correcta», la explicación sólo se toma en consideración en espera de sucesivas verificaciones” (Eco, 1990: 263).

“Cartón junao” es un ejemplo de texto verbal hipocodificado. En efecto, el lunfardo en que está escrito no es un código de amplia difusión sociocultural como lo es el español estándar, por lo que desautomatiza el proceso de interpretación, produciendo un efecto de extrañamiento que hubiera hecho las delicias de los formalistas rusos y de Brecht. Debido a ello, las abducciones hipercodificadas entran en cortocircuito y son sustituidas por abducciones hipocodificadas. Comprobé esto recientemente cuando les presenté a mis estudiantes de Semiótica Discursiva de la maestría en Lingüística y Español de la Universidad del Valle, “¡Attenti, pebeta!”, un poema tanguero de Celedonio Esteban Flores con un alta dosis de lunfardo. El proceso de interpretación que realizaron fue típicamente hipocodificado: apoyándose en los segmentos del texto que podían interpretar por medio de abducciones hipercodificadas, proponían hipótesis interpretativas equiprobables que negociaban entre sí sin que pudieran llegar a un amplio acuerdo semántico intersubjetivo. Ahora bien, hay que advertir que estos textos escritos en lunfardo son hipocodificados para los enunciatarios que no han incorporado esta jerga en su competencia lingüística. Para los que “hablan” lunfardo corrientemente (por ejemplo, José Gobello, presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, de Buenos Aires), dichos textos son hipercodificados, de modo que los interpretan sin grandes esfuerzos. De manera similar, la “jerga” matemática es hipocodificada para los que no somos matemáticos, pero no para los que sí lo son (por ejemplo, Apóstolos Doxiadis), que la conocen perfectamente. Esto significa que la hiper o hipocodificación no depende de características intrínsecas al código mismo, sino de su mayor o menor socialización, es decir, de características relacionales, de naturaleza sociosemiótica. En próximo mensaje me referiré a la concepción del enunciatario como enunciador de la interpretación del texto y a las competencias que hacen esto posible.

Cordialmente,

Eduardo

ECO, Umberto

1979 Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo. Barcelona: Lumen, 1981. 

1990 Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen, 1992

Message 737

Wed Oct 25, 2000 3:11pm

Claudia Miranda  <cmiranda@hkucc.hku.hk>

Semiótica, interpretación y pragmática 8

Hiper, hipo & hip

At 11:48 AM 10/25/00 -0500, you wrote: Me ha sorprendido que propongas el concepto de hipercodificación de Eco como el indicado para resolver los problemas de interpretación planteados por “Cartón junao” y el pasaje de la novela de Dioxiadis.

No se me asombre tanto estimado Eduardo (estas palabras previas van leidas con acento canyengue, un tanto femenino, a la Gardel) ya que segun su adecuado resumen:

[...] Ahora bien, hay que advertir que estos textos escritos en lunfardo son hipocodificados para los enunciatarios que no han incorporado esta jerga en su competencia lingüística. Para los que “hablan” lunfardo corrientemente (por ejemplo, José Gobello, presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, de Buenos Aires), dichos textos son hipercodificados, de modo que los interpretan sin grandes esfuerzos. De manera similar, la “jerga” matemática es hipocodificada para los que no somos matemáticos, pero no para los que sí lo son (por ejemplo, Apóstolos Doxiadis), que la conocen perfectamente. Esto significa que la hiper o hipocodificación no depende de características intrínsecas al código mismo, sino de su mayor o menor socialización, es decir, de características relacionales, de naturaleza sociosemiótica.

Para decirlo simple (in parole povere), si es hiper o hipo depende por lo tanto de la instancia de la RECEPCION, y por lo tanto es - repito - precisamente culpa de la hipercodifica lunfo-tanguera que ni usted ni yo evidentemente poseemos, que no "junemos ni medio" de esos tangos.

Ci siamo capiti?

Muy cordialmente,

Claudia

Message 739

Wed Oct 25, 2000 4:29pm

Claudia Miranda  <cmiranda@hkucc.hku.hk>

Semiótica, interpretación y pragmática 9

Hiper, hipo & hip

No solo para Eduardo y para los Senior Semioticians, sino particularmente para los Junior, estudiantes y varios interesados en el campo,

Para que no nos quede ningun tipo de confusion sobre estos conceptos tan simples de Hipercodifica e Hipocodifica, que NO son conceptos separados, sino mas bien las dos caras de una misma moneda, o las caras de Jano (segun se lo mire con anteojos economicos o mitologicos), y ambos son maquinas que funcionan con la nafta de la abduccion, por asi decir. Es decir, estan intrinsecamente relacionadas con la capacidad del receptor de elaborar conjeturas razonables sobre el contenido del mensaje. Esta inmersion en la instancia de la abduccion hace que comencemos a movernos en un universo no ontologico, sino pragmatico, en donde las cosas no son en si mismas y de una vez y para siempre, sino que son contextuales, es decir estan relacionadas con nuestra competencia comunicativa y/o interpretativa. En otras palabras lo que es hipercodifica para mi es hipocodifica para mi vecino, y viceversa.

Veamos que es lo que dice el senior que los propuso:  

Eco, Umberto. Tratado de Semiotica General, Milano: Bompiani, 1975 (la traduccion del italiano al espaniol es mia, y la estoy improvisando en este momento, porque nunca he tenido ese texto en traduccion, las paginas son por lo tanto del texto original, lo lamento, pero mencionando el capitulo y sub capitulo y subsubcapitulo son faciles de encontrar)

2.14.3. La hipercodifica

"se tratava solo de complicar una funcion signica pre-existente con la seleccion circunstancial ad hoc..."

"Todas las reglas retoricas y estilisticas que "operan" en cada lengua constituyen ejemplos de hipercodifica. Un codigo de base establece que una cierta combinacion gramatical es comprensible y aceptable y que una regla retorica sucesiva (que no niega la precedente, sino que mas bien la asume como punto de partida) establece que aquella combinacion sintagmatica deba ser usada en circunstancias especificas con una dada connotacion estilistica".

[...] 

Naturalmente, la hipercodifica, cuando es exitosa, produce lo que en 2.3 ha sido llamado un subcodigo, y en ese sentido la hipercodifica es una actividad innovadora que pierde poco a poco su capacidad de provocar y produce aceptacion social."

2.14.4. La hipocodifica:

"Supongamos que yo visite una nacion extranjera de la cual no conozco la lengua. Poco a poco comienzo a comprender algo, no la gramatica en sentido estricto, sino mas bien una tendencia general [...] este tipo de codifica "alla piu o meno" ("aproximativa" dirian en espaniol)("a la que te criaste, diriamos en rioplatense) puede servirme al menos para distinguir a los amigos de los enemigos. Llamamos este tipo de operacion "alla piu o meno" una "hipocodifica".

A quien le interese de veras, le aconsejo irse a leer el texto original. Son cuatro paginas solitas en el libro de Eco, muy claras. 

Para quien nunca ira a leerse esas cuatro paginas, hago un ejemplo simple y de mi vida cotidiana: cuando estoy haciendo mi cola del almuerzo en el restaurante de mi facultad y escucho hablar a los estudiantes alrededor mio, tengo (y no siempre) una vaguisima idea de lo que estan hablando. Porque mi recepcion de sus dialogos es una operacion "hipocodificada". Ellos no estan diciendo cosas dificiles probablemente, pero soy yo la que no poseo sino muy lejanamente el codigo del cantones. Yo soy una receptora que hipocodifica en ese caso (porque no poseo ese codigo). 

Pero mi transformacion cognitiva sucede apenas llego al mostrador de la comida italiana, porque en esa instancia soy alguien que posee ese codigo alimentario e incluso que seria capaz de percibir las diversas hipercodificas posibles.

Es decir que posee no solo el codigo general, sino que estaria cognitivamente en grado de reconocer las reglas aditivas, las innovaciones, los ad hoc, las re-elaboraciones, etc., aunque lamentablemente a ese nivel de hipercodifica gastronomica me temo que nunca podre ejercerlo en esta sede. Y lo que sucede es que invariablemente les pido a las personas que sirven la comida cosas para ellos extranisimas, por ejemplo que NO me pongan el pollo junto a los spaghetti (como hacen con todo el mundo), sino junto a las papas al horno y a los broccoli. Porque para un hongkones medio el spaguetti es un objeto fundacional de la cocina italiana (junto con la pizza) y por lo tanto puede ser omnipresente en todo plato que se suponga italiano. Eso sucede porque ellos estructuran la comida italiana (y la comida occidental en general) a traves de la hipocodifica, mientras que yo se que en ese codigo el primer plato es la pasta y el segundo es la carne con las verduras.

Por el contrario, cuando voy a cenar con amigos a restaurantes que yo hipocodifico como "chinos", cuando en realidad son cantoneses, shanghaineses, de Shenyen, manchurianos, tibetanos, etc., la infinita hipercodifica de esas gastronomias tan semiosicas, que crean reglas adicionales a las existentes todo el tiempo, adicionan subcodigos, elabora estrategias ad hoc, etc. (creando un verdadero lunfardo gastronomico, por asi decir) me obliga a pedirle invariablemente a mis amigos que ordenen por mi. 

Es decir, el objeto en cuestion (mi almuerzo o mi cena en este caso) es percibido a traves de la hipocodifica o de la hipercodifica a segun de la competencia comunicativa en sentido amplio que posee cada sujeto (no solo linguistica, sino tambien cultural y de habitos, en este caso de la subespecie habitos gastronomicos).

Espero que ahora esto se entienda mejor, porque ya es hora de irme a dormir,

Cordialmente,

Claudia

PD: De todas maneras, toda esta historia de los codigos, de los hipo, hiper y demas, es de alguna manera, algo bastante arcaico dentro de la teoria semiotica de eco, ya que el Eco posterior evoluciona de una teoria de los codigos a un teoria interpretativa, en la cual incorpora buena parte del pensamiento peiciano. Digo esto para que ninguno se confunda y piense que este del 75 es el Eco actual. De todas maneras, no todos los conceptos viejos son para tirar a la basura, no?

Message 743

Thu Oct 26, 2000 12:52pm

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 10

Hiper, hipo & hip

Claudia Miranda wrote:

Para decirlo simple (in parole povere), si es hiper o hipo depende por lo tanto de la instancia de la RECEPCION, y por lo tanto es - repito - precisamente culpa de la hipercodifica lunfo-tanguera que ni usted ni yo evidentemente poseemos, que no "junemos ni medio" de esos tangos.

Estimada Claudia: 

Yo prefiero decirlo así: No es culpa de la hipercodificación lunfo-tanguera, sino de nuestra (vos y yo, corazón...) incompetencia lunfarda el que no podamos interpretar adecuadamente un texto codificado (sin hiper ni hipo) en lunfardo, debido a lo cual dicho texto nos parece hipocodificado. Insisto: un texto no es ni hiper ni hipo, sino sólo codificado por el enunciador y dirigido a un enunciatario a quien el primero considera el Lector Modelo de dicho texto. 

Esto significa que para el Lector Modelo el texto siempre está hipercodificado. No ocurre necesariamente lo mismo con el Lector Empírico, cuya competencia puede ser equivalente a la del Lector Modelo o no. Si lo es, el texto le parece hipercodificado; si no, hipocodificado, lo que en consecuencia le exige un esfuerzo interpretativo adicional. 

Esto significa asimismo que el Autor Empírico puede deliberadamente generar un texto para un Lector Empírico cuya competencia el primero sabe o cree que está por debajo de la del Lector Modelo, con la intención de dificultarle o impedirle la interpretación. En este caso se dice que el Autor Empírico ha hipocodificado el texto, pero esto sólo tiene sentido con respecto al Lector Empírico, no al Lector Modelo, que siempre se sabe todas las que hay que saber. 

Podemos afirmar, por consiguiente, que Carlos Waiss, lunfardoparlante, ha codificado "Cartón junao" en lunfardo para un Lector Modelo lunfardoparlante. Si lo escucha un Lector Empírico lunfardoparlante (LE igual a LM), no tiene ningún problema en interpretarlo adecuadamente, por lo cual dicho texto le parece hipercodificado . Si lo escucha un Lector Empírico no lunfardoparlante (LE diferente de LM), tiene problemas en interpretarlo adecuadamente, por lo cual dicho texto le parece hipocodificado.

Hipercordialmente, 

Eduardo

Message 749

Sat Oct 28, 2000 2:37am

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 11

Nota sobre significación y comunicación

En su ensayo «Cuernos, cascos, zapatos: tres tipos de abducción», Eco (1990) analiza tres modos de producción de signos, las improntas, los síntomas y los indicios, cuyo análisis conduce a interesantes conclusiones sobre las relaciones entre significación y comunicación. Esta nota se apoya en lo formulado por Eco a propósito de las improntas.

En la novela Zadig, de Voltaire, dice Eco,

Zadig reconoce las huellas de un caballo: tener la capacidad de identificar huellas como ocurrencias (token) de una huella-tipo, reconociéndolas como signos de una clase determinada de animales, significa compartir una competencia precisa (codificada) con relación a las improntas (Eco: 1990: 268).

Zadig es, pues, un observador dotado de una competencia semiótica que le permite reconocer como signos de una clase determinada de animales, las huellas que percibe en el terreno por el que transita. ¿Implica esto que las huellas fueron dejadas a propósito por el caballo para que alguien como Zadig las interpretara? De ser éste el caso, 1) el caballo asumiría el rol de enunciador intencional y competente que genera deliberadamente un enunciado; 2) Zadig asumiría el rol de enunciatario intencional y competente que interpreta, también deliberadamente, dicho enunciado; 3) esto nos permitiría afirmar la existencia de un proceso de comunicación exitosa entre el caballo y Zadig; 4) dicha comunicación exitosa presupondría en el caballo y en Zadig una competencia comunicativa óptima. 

Ahora bien, no es éste el caso, según se infiere del siguiente pasaje de Eco:

Las improntas representan el caso más elemental de producción de signos, puesto que la expresión, en correlación con un contenido determinado, no se produce habitualmente como signo hasta el momento en que se la reconoce y se decide suponer que es un signo (también puede haber marcas de fenómenos naturales, como los rastros de un alud; por otra parte, en el caso del caballo del rey, el animal no tenía intención alguna de producir un signo). Interpretar una impronta significa ponerla en correlación con una posible causa física (Eco, 1990: 268).

Las huellas, que son una clase de improntas, no fueron generadas por el caballo-enunciador como un signo-enunciado para que alguien como Zadig las interpretara: es Zadig quien convierte las huellas en signo y procede a interpretarlas. El caballo, individuo natural, no es un sujeto semiótico intencional y competente; Zadig, sujeto cultural, sí lo es. Esto implica que, lejos de ser el enunciatario de un enunciador distinto de él, Zadig es el enunciador y el enunciatario de un enunciado que, en calidad de tal, genera e interpreta para sí.

¿Quiero decir con esto que las huellas fueron dejadas por Zadig y no por el caballo? Por supuesto que no: fueron, efectivamente, dejadas por el caballo. Pero tales huellas son para Zadig, sujeto semiótico intencional y competente, una materia percibida visualmente en cuyos perceptos icónicos reconoce una forma de la expresión que correlaciona con una forma del contenido, lo que convierte dichas huellas naturales en un enunciado cultural del cual, en consecuencia, Zadig es el enunciador que lo genera y el enunciatario que lo interpreta.

¿Quiero decir con esto que Zadig ha realizado un proceso de comunicación con él mismo? De ninguna manera: Zadig ha realizado un proceso de significación para sí mediante el cual le da sentido al mundo percibido. Sólo en la medida en que es enunciador/enunciatario de un enunciado que genera/interpreta para sí (es decir, observador), puede ser enunciador-informador para otros en un proceso de comunicación, como lo pone en evidencia el pasaje de la novela en que Zadig, en calidad de narrador-informador intrahomodiegético, relata ante el consejo del gran Desterham, narratario-observador intraheterodiegético, cómo llegó a saber lo que sabe sin haber visto nunca los animales involucrados en la historia (Cf. Eco, 1990: 266-267).

De lo anterior se infiere que los procesos de comunicación sólo son posibles sobre la base de procesos de significación realizados por sujetos semióticos intencionales y competentes, es decir, que la comunicación presupone la significación. En un proceso de comunicación verbal, en el que intervienen por lo menos dos actores diferentes que asumen roles de enunciador y de enunciatario, el oyente o lector hace básicamente lo mismo que Zadig al percibir las huellas dejadas por el caballo de marras: percibe auditivamente una sustancia fónica o visualmente una sustancia gráfica (sustancia = materia formada) y reconoce en los perceptos ecoicos o icónicos, por medio de inferencias abductivas hiper y/o hipocodificadas, una forma de la expresión fono-grafológica a la que correlaciona una forma del contenido morfo-sintáctico-semántica, generando para sí un enunciado que es un interpretante del enunciado generado por el hablante o escritor. Es importante insistir en esto: el oyente o lector no recibe de ninguna manera el enunciado generado por el hablante o lector, sino que percibe la sustancia de la expresión, fónica o gráfica, que lo soporta, y vuelve a generar para sí, por medio de inferencias abductivas y valiéndose de una competencia semiótica que articula competencias discursivas, semiolingüísticas, textuales y semánticas, un enunciado que cree convergente con el enunciado generado por el hablante o escritor, a quienes atribuye intencionalidad y competencia. Debido a esto afirmo que la comunicación es un efecto resultante de lo que los participantes consideran convergencia óptima del enunciado generado por el hablante o escritor y el enunciado (re/co)generado, interpretante del primero, por el oyente o lector. Esta concepción pone en cuestión, según mi parecer, el concepto de competencia comunicativa, que sustituyo por el de competencia discursiva arriba mencionado. Cuando los procesos discursivos del hablante/escritor y el oyente/lector están orientados por una intencionalidad comunicativa tiene lugar un proceso de comunicación, que puede ser exitoso o fracasar. El concepto de competencia comunicativa parece satisfactorio cuando la comunicación es exitosa, pero revela sus falencias cuando se considera que la comunicación culmina en fracaso, pues no se sabe a quién hacer responsable, si al hablante/escritor o al oyente/lector.

Cali, X-2000

ECO, Umberto

1990 Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen, 1992.

Cordialmente,

Eduardo

Message 750

Sun Oct 29, 2000 9:53am

Josiane Caron-Pargue  <Josiane.Caron@mshs.univ-poitiers.fr>

Semiótica, interpretación y pragmática 12

Nota sobre significación y comunicación

Chers sémioticiens, cher Eduardo, et chère Claudia,

Je suis toujours très en retard dans mon travail et dans mes réponses à vos messages, je rattrape petit à petit.

Aujourd'hui, j'ai très envie de réagir un peu aux messages de Eduardo ( et en partie à ses échanges avec Claudia).

Il y a un tas de choses intéressantes que j'ai lu, par exemple sur les trois modes de signes chez Eco, sur le fait que la communication suppose une signification, sur le fait qu'il faut expliquer la communication réussie et celle qui est ratée, sur les processus normaux et anormaux, sur la réaction au concept de communication ostensive à partir des analyses de Dascal.

Cependant, un certain nombre de réflexions (et réactions) me viennent: - je ne comprend pas ce que vous appelez 'compétence'. Est-ce du point de vue du chercheur, qui qualifie le résultat de ses analyses, ou est-ce un essai de qualification ( de modélisation ) du fonctionnement du sujet ?

A plusieurs reprises, je vous ai vu utiliser le qualificatif de 'cognitif'. Or, étant spécialiste en cognitif, je n'ai rien vu qui puisse tenir la route d'un point de vue cognitif ! Une suggestion serait peut-être de relier la notion de 'compétence' (en tant que compétence du sujet pour effectuer telle ou telle chose) à la mémoire du sujet. Ce qui implique de prendre en compte tout le fonctionnement et l'organisation des connaissances acquises du sujet. Ces connaissances supposent forcément des significations préables, qui ont déjà été stockées en mémoire. De plus lors de leur instanciation dans une situation particulière, il y a des mécanismes de transformation de ces significations pour en créer d'autres, et qui pourraient être compatibles avec tout ce que j'ai vu circuler depuis que je lis vos messages.

Ici, j'emploie le terme 'signification au sens général, et bien sûr toutes vos théories peuvent y être réintroduites. On sait que les 'systèmes symboliques' classiquement utilisés dans ce genre de travaux ne suffisent pas pour expliquer le fonctionnement humain, et aucune autre théorie n'a encore été construite. Je trouve dommage que vos travaux ne prennent pas en considération directement le cognitif. Evidemment c'est difficile car il y a beaucoup de travaux à prendre en compte - il y a plusieurs types de mémoire, des données expérimentales à prendre en compte, etc.... Il faut simplement faire de la recherche interdisciplinaire !

Une deuxième remarque que j'ai à faire c'est que le processus de communication est généralement étudié comme premier, en considérant l'interaction, et les attentes supposées entre les personnes. Mais en faisant impasse du cognitif. Certains travaux parlent de 'mémoire collective', mais sans étudier systématiquement les rapports avec la mémoire individuelle, et le fonctionnement des significations correspondantes.

J'ai commencé un peu à travailler dans ce domaine en considérant des sujets qui résolvent une résolution de problème en interaction, et en essayant de rapporter - ou du moins d'intégrer le mécanisme de communication au cognitif.

Je signale en passant que Sperber et Wilson ont travaillé sur la 'communication ostensive' à propos du concept de 'pertinence'. Deux critiques essentielles que l'on peut leur faire est l'une leur conception de la mémoire qui se réduit à un réceptacle d'informations - et donc à une conception passive de celle-ci ; l'autre est que la notion de 'contexte verbal' à partir de laquelle se calcule la pertinence n'est pas claire. On ne sait pas comment caractériser le contexte, et on peut se demander si le calcul lui-même de la pertinence est psychologiquement pertinent. Peut-être faudrait-il définir la pertinence autrement.

Enfin je veux signaler aussi que le fonctionnement des verbes modaux, auquel Eduardo fait allusion dans un de ses messages, n'est pas aussi simple que ce qu'il présente. Je me demande si les partitions présentées, à savoir vouloir/devoir communiquer, vouloir/devoir ne pas communiquer, ne pas vouloir/ ne pas devoir communiquer oupas recouvrent tous les cas. En effet pour moi, la négation de la négation d'une modalité n'est pas équivalente à l'affirmation de la modalité. ex: vouloir me semble pas forcément équivalent à 'ne pas (ne pas vouloir)'

ex je veux ce gâteau d'un côté (parce que je l'aime)

de l'autre je ne veux pas ce gâteau (parce que j'en ai horreur)

et 'ne pas 'ne pas vouloir ce gâteau'' (je ne l'aime pas précisément, mais

je n'en ai pas horreur, je peux m'en accomoder)

Je vous livre ces quelques réflexions, en vous rappelant que je ne suis pas logicienne, ni linguiste, et que je peux m'être trompée, car vos textes ne sont pas toujours évidents à lire, même si chemin faisant je fais des progrès énormes en espagnol -sans le parler malheureusement.

J'aurai bien d'autres choses à dire, mais il faut attendre encore un peu, car j'ai un boulot dingue.

Amitiés, et à bientôt pour ma réponse à Claudia et à Juan.

Josiane

Message 751

Sun Oct 29, 2000 4:19am

Claudia González Costanzo  <deyanira@adinet.com.uy>

Semiótica, interpretación y pragmática 13

Semiótica y hermenéutica

Estimada tocaya,

un corto viaje me impidió responder a su mail antes. Y vi que, como era de esperar, no faltaron colegas muy dispuestos a ofrecer el dato de la editorial de Una retórica del silencio en español. Ya que se mencionan otros libros de una autora tan importante, me permito agregar los dos libros más recientes en español, ambos de Siglo XXl: Una palabra propiamente dicha, de 1994 y Borges o la pasión de una cita sin fin de 1999.

(Dejo caer una frase que es prácticamente un dicho popular en Uruguay: "si Beethoven hubiera nacido en Tacuarembó, no hubiera pasado de Director de orquesta").

Y, ya que, como es inevitable, apareció Borges, resulta fácil pensar en que él no cesó de recordarnos a todos que la biblioteca es infinita. Más allá de todos los "más allá" que sus planteos suponen está también el hecho simple, estremecedor, de que la afirmación es literal. Toda bibliografía es incompleta y una de las bondades de esta red es que podemos ayudarnos entre todos a lidiar con la angustia de la lectura (la paráfrasis me divierte y prefiero la humildad que la distancia de la formulación y del texto original).

Derrida se ha vuelto, en efecto, una especie de hito obligado en nuestros días: no deja cada si nada en pie, ni a la semiótica, ni a la hrmenéutica. A pesar de lo cual desde ambas disciplinas se trata de incorporar sus aportes. Es particularmente interesante el trabajo de Haroldo de Campos en relación a un abordaje semiótico que combina, entre otros, pero con particular destaque, las nociones de Peirce y Derrida. Y es curioso que en sus ires y venires en relación a la Hermenéutica Vattimo no solo no pierda ocasión de mencionar a Derrida, sino que hasta llegó a darle un lugar entre los hermeneutas, a asignarle una suerte de hermenéutica sin racionalidad, que es prácticamente la partida de defunción de la hermenéutica. La relación Gadamer - Derrida mrece un capítulo aparte, pero no quiero hacer esto muy largo. Sí me importa señalar que entre los antimetafísicos no habría que olvidar a Deleuze. Es curioso que hasta hace muy pocos años era de cita obligada, casi una marca de clase entre intelectuales (no solo estudiosos) y luego de su muerte se diluyó ese furor y ya es casi una rareza escuchar su cita.

Disfruto mucho este diálogo electrónico con usted.

Cordialmente,

Claudia

Message 753

Sun Oct 29, 2000 7:35pm

Claudia Miranda  <cmiranda@hkucc.hku.hk>

Semiótica, interpretación y pragmática 14

Amigos y enemigos. En respuesta a Claudia Gonzalez

Estimada tocaya,

Que le parece si dejamos caer lo del viaje, si usted esta de acuerdo, claro. Responder con un silencio (aunque breve) a mi e-mail era probablemente la cosa mas adecuada de su parte en este caso, dado el tema.

Le agradezco mucho el dato de los dos ultimos libros de Block de Behar. Usted (o Borges, o Freud, ya no importa) tiene ciertamente razon: la bibliografia es tan interminable como el analisis. Y por lo tanto aprovecho para pedirle el dato bibliografico preciso del texto de Haroldo de Campos, en donde usted dice que hace un abordaje semiotico a Peirce y Derrida, ya que ese es uno de mis temas, que he abordado en un par de articulos, en donde trato (entre otras cosas) las lecturas - bien dispares - que sea Eco que Derrida hacen del concepto de semiosis ilimitada peirciana, y como a partir de esas diversas interpretaciones se producen dos teorias de la lectura bien diferentes. Esos articulos son:

Miranda, Claudia, "'Dove' is the dove?". In: Capozzi, Rocco (ed.) "Reading Eco. An Anthology". Bloomington: Indiana University Press, 1997, pp. 362-386. 

Miranda, Claudia, "Das Schiff der Theorie im Meer der Schrift". In: "'Staunen uber das Sein', Internationale Beitrage zu Umberto Ecos 'Insel des vorigen Tages'". Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1997, pp. 218-252.

Esos articulos son algo asi como un subcapitulo de la relacion entre Eco y Derrida (ya que usted me hablaba de la relacion entre Gadamer y Derrida). Probablemente no haya nada tan productivo teoricamente como los enemigos, y por cierto que sin Derrida no tendriamos "Los limites de la Interpretacion".

Quiero decirle ademas que el disfrute de este dialogo electronico es mutuo, ya que - afortunadamente - no solo los enemigos son productivos.

Muy cordialmente,

Claudia Miranda

Message 754

Sun Oct 29, 2000 10:46am

Claudia González Costanzo  <deyanira@adinet.com.uy>

Semiótica, interpretación y pragmática 15

Amigos

Con mucho gusto, le envío el dato bibliográfico que solicita:

Ideograma: Lógica, Poesia, Linguagem, Sao Paulo, Edusp (Editora da Universidade de Sao Paulo), 1994. Hay dos artículos de Haroldo de Campos que ocupan la mitad del libro, y él es, además, el compilador.

Naturalmente, le agradezco mucho también sus referencias bibliográficas. Buscaré y leeré sus artículos con especial atención.

Y, como usted lo señaló en la oportunidad anterior, los mensajes y sus recepciones son problemáticos; sobre todo si por la razón que sea se opta, como yo lo hice en mi mensaje precedente, por aludir. Si la alusión funciona bien, se crea una complicidad muy disfrutable; si no, y resulta que las asociaciones del otro van por caminos diferentes de las nuestras... Bueno, esas mismas fisuras pueden ser muy fructíferas. 

Muy cordialmente,

Claudia González Costanzo

Message 755

Sun Oct 29, 2000 8:39pm

Claudia Miranda  <cmiranda@hkucc.hku.hk>

Semiótica, interpretación y pragmática 16

 Semiótica y Cognitivismo - Nota sobre significación y comunicación

Cher Josiane,

De ahora en mas continuo en castellano.

At 01:53 PM 10/29/00 +0100, you wrote: 

Une suggestion serait peut-être de relier la notion de 'compétence' (en tant que compétence du sujet pour effectuer telle ou telle chose) à la mémoire du sujet. Ce qui implique de prendre en compte tout le fonctionnement et l'organisation des connaissances acquises du sujet. Ces connaissances supposent forcément des significations préables, qui ont déjà été stockées en mémoire.  

[...]

Je trouve dommage que vos travaux ne prennent pas en considération directement le cognitif. Evidemment c'est difficile car il y a beaucoup de travaux à prendre en compte - il y a plusieurs types de mémoire, des données expérimentales à prendre en compte, etc.... Il faut simplement faire de la recherche interdisciplinaire !

Totalmente de acuerdo sobre la investigacion interdisciplinaria. Con respecto al resto, sabemos que la semiotica, o al menos muchas semioticas, han tenido una cierta dificultad a incorporar al sujeto (que se tendio a percibir mas o menos como una mala palabra por un par de decenios) y que recien a partir de los 80', diria yo, ha habido tentativos mas o menos amigables de acercamiento a una entidad tan sospechosa por parte de la semiotica, con diversos grados de proximidad (que van del encuentro cercano al avistamiento en el horizonte).

Personalmente considero que - al interno de la teoria semiotica de Eco - la nocion de "competencia enciclopedia" y de la "Enciclopedia" tal como enunciada por Eco, en el capitulo "Enciclopedia" de "Semiotica y Filosofia del lenguaje" (Milano:Bompiani, 1984) haya sido la respuesta mas cercana a la problematica del sujeto y a su introduccion - si bien un tanto subrepticia - en su sistema teorico. Porque aun cuando el concepto de competencia enciclopedica sea una abstraccion con respecto a los individuos empiricos (tipo de abstraccion recurrente en el sistema semiotico teorico de Eco) por otra parte esta de alguna manera ligada a los sujetos concretos, a traves de la idea de una regularidad promedio de las competencias de tales sujetos.

Patricia Violi, en un excelente articulo sobre la enciclopedia ("Le molte enciclopedie". En: Semiotica: Storia, Teoria, Interpretazione. Milano: Bompiani, 1992) seniala - muy agudamente   - que la regularidad implicita en la enciclopedia de Eco presupone y se funda sobre la concepcion (no enunciada pero implicita) de un pacto social entre los sujetos. Y que esta regularidad no es reconducida por Eco a una regularidad interna a nuestro sistema cognitivo o perceptivo de tipo structural, sino que mas bien esta definida intersubjetivamente. Se trataria por lo tanto de una regularidad ligada - mas que a los aspectos estructurales o cognitivos - a la convencion y a la negociacion al interno del ambito social y, en este sentido, culturalmente relativistica.

Sospecho y me pregunto (y estas acciones esta mucho mas cerca de la conjetura que de la certeza) si tal vez esta diferenciacion - entre lo subjetivo social y lo subjetivo estrictamente personal - pudiera demarcar la frontera entre los territorios teoricos dibujados por el enfoque semiotico y por el cognitivista (aclaro que estoy hablando del enfoque semiotico de aquellas semioticas que se preocupan y/o ocupan de la dimension social de la comunicacion). No se lo que piensa usted al respecto, pero por cierto que me gustaria mucho saberlo. Y por supuesto que el futuro esta aun abierto a todo tipo de mediaciones y renegociaciones entre ambos enfoques.

Cordialmente,

Claudia Miranda

Message 760

Tue Oct 31, 2000 3:51am

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 17

Respuesta a Josiane

Josiane Caron-Pargue wrote:

> Chers sémioticiens, cher Eduardo, et chère Claudia,

> Il y a un tas de choses intéressantes que j'ai lu, par exemple sur

> les trois modes de signes chez Eco, sur le fait que la communication suppose

> une signification, sur le fait qu'il faut expliquer la communication réussie

> et celle qui est ratée, sur les processus normaux et anormaux, sur la

> réaction au concept de communication ostensive à partir des analyses de Dascal.

> Cependant, un certain nombre de réflexions (et réactions) me viennent:

> - je ne comprend pas ce que vous appelez 'compétence'. Est-ce du point de

> vue du chercheur, qui qualifie le résultat de ses analyses, ou est-ce un

> essai de qualification ( de modélisation ) du fonctionnement du sujet ?

Estimada Josiane:

Utilizo competencia en el sentido que le da A.J. Greimas: "Par rapport à la performance qui est un faire producteur d'énoncés, la compétence es un savoir-faire, elle est 'ce quelque chose' qui rend possible le faire" [...] "si l'acte est un 'faire-être', la compétence est 'ce qui fait être', c'est-à-dire tous les préalables et les présupposés qui rendent l'action possible" (Greimas et Courtès, 1979: 53). Hay dos tipos de competencia, cognitiva y potestiva. La primera tiene como estructura modal el saber-hacer; la segunda, el poder-hacer. En este sentido, es competente el sujeto que sabe y puede hacer. Hay dos tipos de competencia cognitiva, modal y semántica. La primera es operatoria, procedural: en sentido estricto, el saber-hacer. La segunda es proposicional, declarativa: es un saber sobre el ser y el hacer, o, en sentido más amplio, un saber sobre los estados y procesos del mundo. "Yo sé bailar tango" es un ejemplo de competencia cognitiva modal; "Yo sé que bailo tango", un ejemplo de competencia cognitiva semántica. Si yo investigo, me apropio de un saber sobre el mundo (saber semántico o proposicional); pero para investigar tengo que saber investigar (saber modal o procedural). Para narrar una historia al narratario, el narrador necesita saber la historia (saber semántico o proposicional) y saber narrar la historia (saber modal o procedural). Didácticamente les digo a mis estudiantes: el buen narrador sabe qué narrar y sabe cómo narrarlo. El buen detective sabe qué indagar y sabe cómo indagarlo. El buen observador sabe qué observar y sabe cómo observarlo. El buen informador sabe qué informar y sabe cómo informarlo. En mi artículo "Consideraciones semióticas sobre el concepto de competencia" (http://www.geocities.com/semiotico), enlace Ensayos, expongo estos conceptos con mayor amplitud.

GREIMAS, A.J. et COURTÈS, Joseph

1979      Sémiotique. Dictionnaire raisonné de la théorie du langage. Paris: Hachette.

> A plusieurs reprises, je vous ai vu utiliser le qualificatif de

> 'cognitif'. Or, étant spécialiste en cognitif, je n'ai rien vu qui puisse

> tenir la route d'un point de vue cognitif ! Une suggestion serait peut-être

> de relier la notion de 'compétence' (en tant que compétence du sujet pour

> effectuer telle ou telle chose) à la mémoire du sujet.

Empecé hace poco a leer un libro de Daniel L. Schacter: En busca de la memoria. El cerebro, la mente y el pasado (Barcelona: Ediciones B, 1999. En inglés Searching for memory, Harper Collins Publishers, 1996). Leo lo siguiente: "Hacemos uso constante de informaciones adquiridas en el pasado. Para mecanografiar estas frases en mi ordenador, debo recuperar palabras y reglas gramaticales que aprendí hace años [...]. Cada vez que usted pone el coche en marcha y empieza a conducir, está echando mano de conocimientos y capacidades que adquirió años antes [...]. Tal como veremos, estas formas de utilizar el pasado apelan a dos de los principales procesos rememorativos del cerebro: la memoria semántica, que contiene conceptos y hechos, y la memoria de procedimiento, que nos permite desarrollar capacidades y adquirir hábitos" (p. 35). Pues bien, la memoria semántica es la sede del saber semántico o proposicional, y la memoria de procedimiento es la sede del saber modal o procedural. Esto lo digo yo por mi cuenta y riesgo, no lo dice Greimas.

> Ici, j'emploie le terme 'signification au sens général, et bien sûr

> toutes vos théories peuvent y être réintroduites. On sait que les 'systèmes

> symboliques' classiquement utilisés dans ce genre de travaux ne suffisent

> pas pour expliquer le fonctionnement humain, et aucune autre théorie n'a

> encore été construite. Je trouve dommage que vos travaux ne prennent pas en

> considération directement le cognitif. Evidemment c'est difficile car il y a

> beaucoup de travaux à prendre en compte - il y a plusieurs types de mémoire,

> des données expérimentales à prendre en compte, etc.... Il faut simplement

> faire de la recherche interdisciplinaire !

La semiótica greimasiana proyecta el ser y el hacer del sujeto sobre tres dimensiones: pragmática, cognitiva y tímica, y habla en consecuencia de la acción, la cognición y la pasión y de las relaciones existentes entre ellas. Se trata, por supuesto, del sujeto discursivo, es decir, del sujeto puesto en discurso, discursivizado, explícita o implícitamente. Por tanto, sí se tiene en cuenta lo cognitivo, pero tal como es puesto en discurso, como se puede inferir del discurso. Existen, por ejemplo, relatos cognitivos, es decir, relatos que ponen en escena programas narrativos de naturaleza dominantemente cognitiva: las novelas y cuentos de Arthur Conan Doyle sobre Sherlock Holmes son un ejemplo. De ahí que se justifique el libro que Eco y Sebeock le dedicaron: El signo de los tres. Maria Luisa Rosenblat ha hecho algo similar con Edgar Allan Poe y su Monsieur Dupin en Lo fantástico y detectivesco. Aproximaciones comparativas a la obra de Edgar Allan Poe, Caracas: Monte Ávila/Ediciones de la Universidad Simón Bolívar, 1997. La Sección II de este libro se titula "La trilogía detectivesca de Poe como modelo conjetural del conocimiento", y en ella se habla de Peirce y la abducción. Pues bien, la semiótica greimasiana ha desarrollado una batería de conceptos para analizar este tipo de relato cognitivo.

> Enfin je veux signaler aussi que le fonctionnement des verbes

> modaux, auquel Eduardo fait allusion dans un de ses messages, n'est pas

> aussi simple que ce qu'il présente. Je me demande si les partitions

> présentées, à savoir vouloir/devoir communiquer, vouloir/devoir ne pas

> communiquer, ne pas vouloir/ ne pas devoir communiquer oupas recouvrent tous

> les cas.

En efecto, no recubren todos los casos, pero proporcionan el punto de partida para (intentar) recubrirlos mediante las sobremodalizaciones.

En effet pour moi, la négation de la négation d'une modalité n'est pas équivalente à l'affirmation de la modalité. ex: vouloir me semble pas forcément équivalent à 'ne pas (ne pas vouloir)' ex je veux ce gâteau d'un côté (parce que je l'aime) de l'autre je ne veux pas ce gâteau (parce que j'en ai horreur) et 'ne pas 'ne pas vouloir ce gâteau'' (je ne l'aime pas précisément, mais je n'en ai pas horreur, je peux m'en accomoder)

No he dicho que /querer comunicar/, por ejemplo, sea equivalente a /no querer no comunicar/, pero estas dos modalizaciones "se inclinan" por la comunicación, en tanto que /querer no comunicar/ y /no querer comunicar/ "se inclinan" por la no comunicación. Precisamente estas dos últimas estructuras modales ponen en evidencia de modo muy claro su no equivalencia: una cosa es un sujeto que quiere no comunicar (tiene un querer contrario a la comunicación) y otra un sujeto que no quiere comunicar (no tiene querer). En el discurso cotidiano privilegiamos los contradictorios /querer/ /no querer/, pero no los contrarios /querer/ /querer no/. No querer estudiar es una cosa; querer no estudiar, otra: es más problemático este último estudiante, pues ejerce una resistencia activa al aprendizaje, en tanto que el primero ejerce una resistencia pasiva. Los agentes de la ley (sean quienes sean) saben que es distinto tratar con un sujeto que no quiere obedecer que con otro que quiere no obedecer. En los dos casos se obtiene como resultado la desobediencia, pero de dos maneras distintas. Una cosa es un sujeto que sabe no comunicar, y otra un sujeto que no sabe comunicar. ¿Cuál de los dos puede llevar a cabo procesos de desinformación? El primero, sin duda, pues es competente, en tanto que el segundo no. Una cosa es un sujeto que puede no recordar, y otra un sujeto que no puede recordar. El que no puede no recordar es Funes el memorioso, imaginado por Borges, que precisamente ha perdido la capacidad de no recordar. De otro lado, si yo quiero ese pastel y yo no quiero ese pastel, soy dos actantes bajo la apariencia de un solo actor: soy un actor escindido en varios actantes que establecen entre sí relaciones contradictorias y convocan programas narrativos diferentes, pues quiero la conjunción y al mismo tiempo la disyunción. La distinción, propuesta por Greimas, entre el actor y el actante es esencial: un actor puede asumir varios roles actanciales complementarios, contrarios o contradictorios. Varios actantes pueden asumir un mismo rol actorial, como cuando en una película se enfrentan los aliados y los nazis.

Bueno, dejemos esto así por el día de hoy.

Cordialmente,

Eduardo

Message 764

Thu Nov 2, 2000 7:03pm

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 18

Sábato, un amigo y Einstein

En su libro Uno y el universo (Buenos Aires: Sudamericana, 1970), Ernesto Sábato relata el siguiente episodio:

DIVULGACIÓN

Alguien me pide una explicación de la teoría de Einstein. Con mucho entusiasmo, le hablo de tensores y geodésicas tetradimensionales. -No he entendido una sola palabra-me dice, estupefacto. Reflexiono unos instantes y luego, con menos entusiasmo, le doy una explicación menos técnica, conservando algunas geodésicas, pero haciendo intervenir aviadores y disparos de revólver. -Ya entiendo casi todo-me dice mi amigo, con bastante alegría-. Pero hay algo que todavía no entiendo: esas geodésicas, esas coordenadas... Deprimido, me sumo en una larga concentración mental y termino por abandonar para siempre las geodésicas y las coordenadas; con verdadera ferocidad, me dedico exclusivamente a aviadores que fuman mientras viajan con la velocidad de la luz, jefes de estación que disparan un revólver con la mano de-recha y verifican tiempos con un cronómetro que tienen en la mano izquierda, trenes y campanas. -¡Ahora sí, ahora entiendo la relatividad!-exclama mi amigo con alegría.

-Si-le respondo amargamente-, pero ahora no es más la relatividad.

Sábato intenta en tres ocasiones satisfacer el deseo de saber del amigo. 

En la primera ocasión le hace una exposición conceptual utilizando el léxico especializado de la teoría: tensores, geodésicas tetradimensionales. El amigo le dice que no ha entendido una sola palabra. En semiótica decimos que no ha podido atribuirles a los significantes generados por Sábato, que por lo visto reconoce, el preciso significado conceptual que la teoría les atribuye. Concluyo de esto que el intento de comunicación teórica de Sábato fracasa, pues el estado cognitivo de carencia del amigo no ha sido transformado debido a su incompetencia semántica. En la segunda ocasión, Sábato combina la exposición conceptual con narraciones y descripciones figurativas: habla de geodésicas, coordenadas, aviadores y disparos de revólver. El amigo comprende estas últimas, pero sigue sin comprender los conceptos. En consecuencia, este nuevo intento de comunicación teórica de Sábato también fracasa, pues el amigo sigue siendo incapaz de semantizar conceptualmente los significantes, por lo que su estado cognitivo de carencia sigue sin transformación alguna. En la tercera ocasión, Sábato deja de lado en su discurso la exposición conceptual y retiene las narraciones y descripciones figurativas: habla de aviadores, jefes de estación, revólveres, cronómetros, trenes y campanas. El amigo está exultante: ¡ha comprendido la relatividad! Sólo que, para Sábato, ahora no es más la relatividad. Por tanto, también este tercer intento de comunicación teórica fracasa y el amigo sigue en el mismo estado cognitivo de carencia, aunque la comunicación narrativo-descriptiva es exitosa y el amigo se sabe ahora algunos cuentecitos. ¿A cuál de los dos interlocutores se debe el fracaso de la comunicación teórica? ¿No tenía Sábato la competencia comunicativa requerida para hacerse comprender de su amigo? ¿O era el amigo quien carecía de ella? Pero ¿es pertinente hablar de competencia comunicativa? Si lo es, ¿cómo explica lo ocurrido entre Sábato y su amigo?

Cordialmente,

Eduardo

Message 765

Fri Nov 3, 2000 9:39am

Alfcas  <alfcas@rodang.ac.se>

Semiótica, interpretación y pragmática 19

Sábato, un amigo y Einstein

Salve,

Un concepto muy divulgado en la semiótica de comunicación e incluso en las teorías y los procesos de comunicación, es el cual que refiere que entre los actores en el acto de comunicación, para que la comunicación se plausible, debe existir al menos un mínimo de de códices (o schemata como diría el prominente semiótico Göran Sonesson, el cual ha demostrado que el término de códice es bastante estático), comunes entre los interlocutantes para que el acto comunicativo sea de facto posible. En mi respecto, es esto precisamente lo que sucede en el pacto comunicativo del triunvirato Sábato-Einstein-amigo. El tercer actor del pacto - el amigo-, no tiene la competencia mínima requerida para participar en el diálogo sugerido. 

Proponiendo en términos de J Lotman, el amigo descodiza (dekodera) el mensaje, ya posiblemente decodizado por Sábato, sobre el discurso de Einstein con sus propios códices de interpretación que no son suficientes para decodizar el discurso recodizado de Sábato sobre Einsten. 

Este fenómeno Babeliano (si así se puede decir en español. De la torre de Babel), es similar al proceso que usualmente ocurre entre individos provenientes de diferentes culturas, los cuales por razones obvias decodizan los mensajes de las otras culturas, con sus propios horozontes de recepción, es decir con sus códices inatos. 

Sobre lo último uds pueden ver el pryecto de arte "Blowing in the windows", en el cual Göran Sonesson contribuyó con un texto explicativo en relación ha este problema específico y en relación al Internet en el cual de manera piramidal y cada día (o cada minuto se debiera decir mejor en la sociedad de la multipleinformación) se repite este fenómeno, pues mensaje desde una cultura se traspasan inmediatamente a otras culturas. 

Lean también los textos de J Lotman (sobre la semiótica de las culturas y los extraordinarios textos de Göran Sonesson los cuales modifican y desarrollan aún más la rudimentaria semiótica de la escuela de Tartu).

El home page de "Blowing está en : http://www.algonet.se/~haanmo/bitw/index.html

El home page de Göran Sonesson está en: http://www.arthist.lu.se/kultsem/sonesson/CV_gs.html

PD:   Posiblemente la recepción de este mismo texto, a pesar del prejuicio del texto teórico, como funcionante en todos los ámbitos universales, le suceda lo mismo que en el cuento de Sábato. Como la semiótica e incluso la hermeneutica propone : el contexto decide el significado. En ese sentido no nos debemos de olvidar de que el texto no es nada más que otro contexto.

Alfredo @stro

Message 767

Fri Nov 3, 2000 11:09pm

ana tornini  <a_tornini@hotmail.com>

Semiótica, interpretación y pragmática 20

Sábato, un amigo y Einstein

disculpen mi ignorancia, quiero aportar una opinión , también ignorante   sobre el tema, esto me ha traído a pensar sobre cosas de la vida cotidiana,   y las relaciones humanas en su máxima profundidad. desde mi falta de   conocimiento, me pregunto, de acuerdo a las deducciones abajo escritas: cuál es el nivel del código mínimo para una comunicación verdadera?, si todos somos iguales porque somos diferentes, aún en iguales culturas e   idiosincracias. 

es el silencio o un acto de amor un código primitivo y común a la raza   humana que permita esta comunicación? 

son los sentimientos como el dolor, la felicidad , la desesperanza, etc, los   verdaderos códigos comunes?

 es en otros códigos, como el lenguaje, el hombre un universo por sí mismo,   aislado, sólo pretencioso de comunicar? es decir nunca será una comunicación   verdadera sino veraz? 

no uso términos de la semiótica , que muchos he olvidado, uso la lógica   común de las palabras que me permite el lenguaje para expresarme, y pienso:   nunca veré la luna como la ven los ojos de otro? 

esto eleva para mi las cosas más primitivas que permiten sentir cosas   parecidas, y subvaloran el lenguaje y la imagen como medios de comunicación   humana. 

si esto es una aberración de mi pensamiento por favor pido me lo digan.

gracias ana.

Message 768

Sat Nov 4, 2000 12:48pm

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 21

Sábato, un amigo y Einstein

Alfcas wrote:

Salve,

Un concepto muy divulgado en la semiótica de comunicación e incluso en las teorías y los procesos de comunicación, es el cual que refiere que entre los actores en el acto de comunicación, para que la comunicación se plausible, debe existir al menos un mínimo de de códices (o schemata como diría el prominente semiótico Göran Sonesson, el cual ha demostrado que el término de códice es bastante estático), comunes entre los interlocutantes para que el acto comunicativo sea de facto posible. En mi respecto, es esto precisamente lo que sucede en el pacto comunicativo del triunvirato Sábato-Einstein-amigo. El tercer actor del pacto - el amigo-, no tiene la competencia mínima requerida para participar en el diálogo sugerido. Proponiendo en términos de J Lotman, el amigo descodiza (dekodera) el mensaje, ya posiblemente decodizado por Sábato, sobre el discurso de Einstein con sus propios códices de interpretación que no son suficientes para decodizar el discurso recodizado de Sábato sobre Einsten.

En esto estamos de acuerdo, Alfredo: el amigo de Sábato no tiene los conocimientos físico-matemáticos necesarios para comprender la teoría de la relatividad de Einstein. Pero esto él lo sabe: sabe que no sabe, es decir, posee un cierto hipesaber o metarepresentación, como también se dice, sobre su no saber. Es por esto, porque sabe que no sabe y quiere saber, por lo que le pide a Sábato, de quien sabe o cree que posee dicho saber, que le explique la teoría de la relatividad. 

En consecuencia, la pregunta importante, desde mi punto de vista, es ésta: ¿por qué el amigo no comprendió la explicación de Sábato? El quería saber, Sábato aceptó el contrato cognitivo y enunció un discurso expositivo sobre la relatividad, cuya meta era la transformación del estado cognitivo de carencia del amigo. Sabemos que éste no comprendió una sola palabra. ¿Por qué? Si se responde que porque no poseía la competencia cognitiva requerida se cae en un razonamiento circular. Lo propio de un proceso pedagógico es partir del estado cognitivo actual del destinatario y transformarlo, haciendo posible la conjunción de dicho sujeto con nuevos saberes mediante diversos procedimientos didácticos. ¿Debemos decir que Sábato no fue un buen pedagogo, por lo que el fracaso de la comunicación pedagógica es responsabilidad suya? Recordemos que la competencia cognitiva es doble: en este caso, saber qué enseñar (competencia cognitiva semántica, según Greimas) y saber cómo enseñarlo (competencia cognitiva modal). ¿Podría ser que Sábato supiera qué enseñar pero no cómo enseñarlo? Pero, del lado del estudiante, se presenta la misma situación modal: saber qué aprender y saber cómo aprenderlo. El amigo sabía qué aprender (la teoría de la relatividad), pero ¿sabía cómo aprenderlo? En este caso, el fracaso de la comunicación pedagógica sería responsabilidad suya. 

Bueno, el hecho es que casos como éste ponen en cuestión, según mi parecer, el concepto de competencia comunicativa, heredado de una concepción de la comunicación como transmisión de mensajes entre un emisor y un receptor que comparten un código común. Yo afirmo que si se ha abandonado, y justamente, dicha concepción, el concepto de competencia comunicativa no puede quedar intocado y seguir siendo utilizado como si nada hubiera cambiado. Creo que no podemos proceder simplemente desde las teorías heredadas a los hechos, sino que es necesario analizar los hechos (es decir, la nueva representación que nos hacemos de los hechos) y explicitar las preguntas que les hacen a las teorías, sin apresurarse a establecer sistematizaciones globalizantes en las que reaparecen por la puerta de atrás modelos teóricos que han sido expulsados por la puerta de adelante. Creo que es necesario, en una disciplina como la semiótica, que está en proceso de constitución, dedicarse a hacer análisis concretos y específicos. Por supuesto que sé que dichos análisis presuponen modelos teóricos que mediatizan nuestra interpretación de los hechos analizados: de lo que se trata es de saber interrogar los modelos, que son generales y abstractos, desde la concreción y especificidad de los hechos. Por eso necesitamos más análisis de detalle y menos apresuramientos sistematizantes.

PD:   Posiblemente la recepción de este mismo texto, a pesar del prejuicio del texto teórico, como funcionante en todos los ámbitos universales, le suceda lo mismo que en el cuento de Sábato. Como la semiótica e incluso la hermeneutica propone : el contexto decide el significado. En ese sentido no nos debemos de olvidar de que el texto no es nada más que otro contexto.

El de contexto, conjuntamente con el de texto, es otro de los conceptos que, creo, debe ser sometido a un examen atento, pues proviene de la misma concepción transmisiva de la comunicación que el de competencia comunicativa. Hablamos sin dificultad de contexto siempre y cuando no nos preguntemos, o no nos pregunten, qué entendemos por ello. Si lo hacemos, o lo hacen, se pone rápidamente en evidencia que el asunto no es tan claro como pensábamos. ¿Quieren hacer el ejercicio? La idea de que el texto no es nada más que otro contexto me parece interesante. ¿Querrías ampliarla, Alfredo?

Cordialmente,

Eduardo

Message 769

Sun Nov 5, 2000 8:11am

Antonio Caro  <antcaro@nexo.es>

Semiótica, interpretación y pragmática 22

Sábato, un amigo y Einstein

Estimada Ana y amigos semioticians:

Su mensaje me ha conmovido y me ha hecho pensar por un momento en lo mucho nos ocultamos a nosotros mismos cuando tratamos de cosificar nuestras situaciones vividas a través de los formalismos semióticos.

Existe, en mi opinión, una regla no escrita que puede expresarse más o menos así: cuanto mayores sean los recursos expresivos de que dispone un determinado individuo y más complejos los mecanismos cognitivos que van de la percepción a la concepción de lo percibido, más fácil es que la expresión que trata de dar cuenta de una determinada situación vivida se extravíe en los meandros de esos mismos mecanismos. Y así, como saben muy bien los poetas, siempre existirá una distancia insalvable entre lo sentido y lo que somos capaces de expresar de ese mismo sentimiento.

Cuando Eduardo Serrano, en el mensaje que está en el origen de esta sarta de comentarios, nos plantea esa especie de acertijo acerca de quién tiene la "culpa" en la falta de sintonía que se desprende del relato de Sábato, olvida -en mi opinión- al menos tres cosas fundamentales:

1) que el texto de partida se trata de una narración a través de la cual su autor escenifica la aparente "situación vivida" que está en el origen del relato. Relato éste escrito por su autor partiendo de una determinada intención y con objeto de producir un determinado efecto (no necesariamente consciente para él) en su lector. Y así, aquella situación vivida está necesariamente mediada por el "relato" de la misma;

2) que, tratando de penetrar -pese a todo- en la situación a que se refiere Sábato por intermedio de su narración, no está nada claro que la "incomprensión teórica" que resulta de la misma (puesto que cuando el amigo, finalmente, comprende ya no se trata -según dice Sábato- de relatividad) se produzca al precio de un fracaso de la "situación comunicativa" vivida. Dicha incomprensión teórica puede ser perfectamente compatible con un "éxito comunicativo" entre los interlocutores, que ven de esta manera confirmada su amistad o las relaciones asimétricas que existen entre ámbos (Sábato el culto y su amigo, el ignorante). Siempre que -como apuntaba en el punto anterior- la "incomprensión" del amigo, tal como es narrada por Sábato, no sea otra cosa que un efecto literario a través del cual el escritor Sábato quiere ejercer un gesto de complicidad con su lector;

3) que la "competencia comunicativa" nunca puede postularse en abstracto, sino concernida a cada situación en la que se plantea. Y así, como sugiere el punto anterior, el aparente "fracaso" teórico de una situación de comunicación puede ser perfectamente compatible con el éxito pragmático de la misma.

Al final yo mismo me he enredado sin quererlo en el formalismo semiótico. Cuando el único propósito de esta nota era coincidir con Ana de que las cosas son, por lo general, más simples (¿o tal vez más complejas?) de lo que parecen a primera vista. Y que, en efecto, el lenguaje o los formalismos son en muchas ocasiones los mayores obstáculos a los que nos enfrentamos a la hora de concebir, o simplemente percibir, algo.

Cordiales saludos,

Antonio Caro

Message 770

Sun Nov 5, 2000 5:57pm

Alfcas  <alfcas@rodang.ac.se>

Semiótica, interpretación y pragmática 23

Sábato, un amigo y Einstein

Estimado Eduardo,

Te voy a contestar de manera muy simple y por dos razones. La primera es el problema de la lengua, yo no he hablado corrientemente espanol desde hace más de 30 anõs, y estos conceptos por esas razones obvias los he pensado y discutido no en lengua espanõla. 

La otra razón es que me parece ,paradoxalmente incluso, que hay una intención en este coloquium y por ciertas personas -intelectuales, y es por eso que es paradoxal,- de rechazar en pensamiento teórico y caer inevitablemente en lo que precisamente E Sábato estaba relatando, es decir en que si la reducción de un hecho och de un fenómeno se populariza demasiado este hecho se tranforma en una otra cosa- y este es el riesgo que yo tomo ahora. O sea en el caso del relato de Sábato,se convierte en un otro texto es decir para ser un poco más preciso, en otra cosa que la teoría de la relatividad. 

En otras palabras se puede decir que cada texto requiere su propio contexto para ser definido en forma fehaciente. 

Yo creía que el fenómeno de la aversión al texto explicitamente teórico era un problema específico de la intelectualidad sueca, la cual da conotaciones de tipo dicotómico en el cual los sentimientos y la razón son fenómenos antípodos, es decir una dialéctica Hegeliana que ya es muy caduca , el de interpolar de forma casi symétrica a las oposiciones. También en la crítica de tipo popular aún se habla de que los interlocutores de un acto teorético son snobbs y otros discursos de ese tipo. Quizás en algunos casos haiga algo de razón, pero esta "site" está en otro tipo de contexto es decir es un site para especialistas, lo cual espero que no implique que los participantes pueden pertenecer a todos los ambitos posibles. Es decir este contexto es un tipo de texto particular con sus propias leyes. Esto es como decir de que si un individuo desea participar en un juego de ajedrés -para usar una metáfora muy frecuente por los semióticos-, debe ese individuo aceptar la leyes del juego. 

Más específicamente hablando "la idea de que el texto no es nada más que otro contexto..." además de lo ya dicho es que se puede decir que el contexto es un texto en si propio. Y cada texto tiene sus leyes sus hieraquías etc. Es como un individuo, en términos muy simplistas, es decir algo específicamente propio pero naturalmente en relación con otros textos (Para esto lee mejor a Bachtin y sus conceptos del diálog que a Julia Kristeva, que no sólo distorcionó al concepto del diálog de Bacthin y lo rebautizó con su famoso concepto de la intertaxtualidad, que lo único que me parece importante en ese sentido es el nombre del fenómeno, pero no el contenido. Bueno esto último ya es otra discusión y es mejor dejarla por el momento).   

En todo caso , sabemos de la semiótica hermenéutica, de J Lotman -de la escuela de Tartu y de muchos otros, que cada contexto determina -posiblemente no totalmente-, pero en fin de una manera muy significativa en significado del texto. Lotman lo explica de manera muy simple- posiblemente demasiado simple-, de que un hombre desnudo en un baño turco, y el mismo hombre con su textualidad desnuda en otro contexto, apesar de la similar desnudes textual obtienen diferentes significados. Y esto sucede con todos los tipos de textos que actuan en diferentes contextos. Lo que me parece que Göran Sonesson dice si es el que me parece que primeramente ha discutido el problema, es que texto y contexto es dos formas con un mismo contenido. O bién que contexto y texto son synónimos, la diferencia es solamente de tipo semántica y lo que los difiera son los diferentes tipos de texto/contexto que existen.

Bueno Eduardo yo soy el primero en decir que la respuesta aún no es posiblemente del todo satisfactoria, y quizás un poco críptica. Pero yo voy a volver al tema, cuando tenga un poco más de tiempo... Este es un tema muy importante para nosotros los interesados en semiótica fenomenológica.

Muchos saludos de Alfredo @stro

Message 771

Sun Nov 5, 2000 8:00pm

ana tornini  <a_tornini@hotmail.com>

Semiótica, interpretación y pragmática 24

Sábato, un amigo y Einstein

gracias Antonio por contestarme, quiero decirte que yo escribo poemas, y no   digo poesía, ya que la palabra poesía está mas relacionada con la belleza,   aunque más no sea de la atrocidad, referida al uso del lenguaje , el ritmo,   etc. que hacen de un poema una poesía, tal como lo enunciara Octavio Paz en   "El arco y la lira", (un tanto reiterativo para mi). El uso de la metáfora   ha variado con el tiempo, los poetas de principios del siglo XX hasta   entrado los 50' hacían de la metáfora una especie de laberinto que conducía   a la ambiguiedad del poema, cuanto más ambiguo y diríamos cerrado era, se   era mejor poeta. Los tiempos cambiaron, los poetas también, incluso aquellos   tan asiduos a la ambiguedad han vuelto a la simpleza, entendible,   comprensible, de único significado, ampliando la cantidad de lectores, creo   que la metáfora ha pasado a ser una expresión del sentimiento más genuino   del que escribe, y no un enunciado incomprensible pero bonito. te mando un   os versos escritos hace algún tiempo, donde para los viejos poetas peco de   explicaciones. un saludo ana.

BREVE CIELO

antes de que la historia empiece

el día vendrá indiferente de humanos, la madrugada vigilará inconsciente el despertar ingenuo de la vida, las pequeñas cosas dejarán el ayer en la resurrección. después vendrán las palabras para que la voz pueda nombrarlas.

nosotros, seremos nuevamente

el trigo y el marfil, y a después de las cosas y después de las palabras, acaso nos sobre el cielo que gira en una taza de café. 

ana.

Message 772

Mon Nov 6, 2000 3:27am

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 25

Sábato, un amigo y Einstein

Antonio Caro wrote:

<Estimada Ana y amigos semioticians:

Su mensaje me ha conmovido y me ha hecho pensar por un momento en lo mucho nos ocultamos a nosotros mismos cuando tratamos de cosificar nuestras situaciones vividas a través de los formalismos semióticos.

Existe, en mi opinión, una regla no escrita que puede expresarse más o menos así: cuanto mayores sean los recursos expresivos de que dispone un determinado individuo y más complejos los mecanismos cognitivos que van de la percepción a la concepción de lo percibido, más fácil es que la expresión que trata de dar cuenta de una determinada situación vivida se extravíe en los meandros de esos mismos mecanismos. Y así, como saben muy bien los poetas, siempre existirá una distancia insalvable entre lo sentido y lo que somos capaces de expresar de ese mismo sentimiento.>

Antonio: Esta "regla no escrita" que expresas más o menos así me ha dejado perplejo. Según ella, es decir, según tú, pues tú eres quien la enuncia, la pobreza de recursos expresivos y la simplicidad de mecanismos cognitivos es ideal para que la expresión de una situación vivida no se extravíe en los meandros de ya sabes qué. Por supuesto, si una determinada manera simplista de enunciar lo sentido se socializa (se convierte en un sociolecto hipercodificado, como diría Eco), se cree que no hay distancia entre eso que sentimos y su expresión. Hay poetas que escriben a partir de una creencia así. Pero hay otros, los mejores, que piensan otra cosa, y no dejan de asediar mediante enunciaciones cambiantes, alternativas con relación a los hipercódigos cotidianos, el enigma que nos constituye. Cuando pensamos nuestras situaciones vividas valiéndonos de estereotipos creemos que somos transparentes a nosotros mismos y a los otros, que entre lo sentido y lo expresado no hay distancia, y que la conceptuación semiótica (lo que tú llamas "formalismo") cosifica nuestras vivencias y nos oculta ante nosotros y los otros. Cuando se cree eso (que es siempre, pues es lo que hace posible la vida cotidiana), los publicistas y los demagogos hacen su agosto. Afortunadamente, la poesía, la filosofía y la ciencia nos enseñan que no somos tan simples ni tan predecibles. 

<Cuando Eduardo Serrano, en el mensaje que está en el origen de esta sarta de comentarios, nos plantea esa especie de acertijo acerca de quién tiene la "culpa" en la falta de sintonía que se desprende del relato de Sábato, olvida -en mi opinión- al menos tres cosas fundamentales:

1) que el texto de partida se trata de una narración a través de la cual su autor escenifica la aparente "situación vivida" que está en el origen del relato. Relato éste escrito por su autor partiendo de una determinada intención y con objeto de producir un determinado efecto (no necesariamente consciente para él) en su lector. Y así, aquella situación vivida está necesariamente mediada por el "relato" de la misma;>

¿De dónde infieres que olvido que aquella situación vivida está necesariamente mediada por el relato de la misma? Incluso digo más: no hay relato sólo cuando alguien le cuenta algo a alguien, sino también, y sobre todo, cuando alguien interpreta para sí lo vivido. Lo repito en jerga: hay relato no sólo (como se cree generalmente) cuando un narrador le relata, oralmente o por escrito, una historia vivida a un narratario que, supone el primero, no conoce; hay relato cuando un sujeto, antes de ser narrador para un narratario, interpreta para sí, en el silencio de su observación, dicha historia vivida. Vivir nuestra vida es inseparable de interpretarla mediante esquemas narrativos (entre otros) que la convierten precisamente en una historia vivida. Cuando decidimos relatarla a alguien más, la estructuramos para el otro a partir de la estructuración que le hemos dado para nosotros, y hacer esto exige decidir, entre otras cosas, qué le decimos al otro y qué no le decimos, cuándo empezamos la historia y cuándo la terminamos, cómo se la decimos y cómo no, etc. Por ejemplo, para decirle a Ana lo que le dices, construyes en tu texto un Eduardo Serrano que olvida, en tu opinión, al menos tres cosas fundamentales. Ese Eduardo Serrano amnésico es básico en tu argumentación, te convierte a ti en otro que no olvida lo que él olvida y lo puede reparar al tiempo que toma distancia respecto de él y se acerca a Ana. "Ana, estoy contigo, no con ese amnésico de Eduardo Serrano". ¿Te lo crees? ¿Lo cree ella? 

<2) que, tratando de penetrar -pese a todo- en la situación a que se refiere Sábato por intermedio de su narración, no está nada claro que la "incomprensión teórica" que resulta de la misma (puesto que cuando el amigo, finalmente, comprende ya no se trata -según dice Sábato- de relatividad) se produzca al precio de un fracaso de la "situación comunicativa" vivida. Dicha incomprensión teórica puede ser perfectamente compatible con un "éxito comunicativo" entre los interlocutores, que ven de esta manera confirmada su amistad o las relaciones asimétricas que existen entre ámbos (Sábato el culto y su amigo, el ignorante). Siempre que -como apuntaba en el punto anterior- la "incomprensión" del amigo, tal como es narrada por Sábato, no sea otra cosa que un efecto literario a través del cual el escritor Sábato quiere ejercer un gesto de complicidad con su lector;>

Aunque no lo creas, Antonio, estoy de acuerdo contigo (quien te dice esto no es el Eduardo Serrano amnésico, sino el otro, sea quien sea). Yo he privilegiado en mi análisis la comunicación teórica entre Sábato y su amigo, pues es ella la que el mismo Sábato privilegia. Pues bien, esa comunicación fracasa, y yo trato de comprender por qué. Pero la comunicación entre estos dos interlocutores no se limita a los contenidos teóricos. Como lo dices, es más compleja (fíjate, Antonio, no más simple: más compleja), y por ello nos invita a diversas interpretaciones, dependiendo de las intenciones comunicativas que atribuyamos a los interlocutores. Pero al interpretarlos diversamente los hacemos más complejos, Antonio, no más simples. Podemos pensar que el amigo podría querer ver confirmada su situación de dependencia respecto de Sábato, a quien considera superior, amo de quien se considera esclavo. O que el amigo quería ponerse a la altura de Sábato y éste le explica la teoría de la relatividad de tal manera que el otro no la entienda para conservarlo en su posición de subordinación. O que Sábato (pero no el que trata de explicarle la teoría al amigo, sino el que nos cuenta la historia) quiere darnos a entender que los sabios como él están solos en un mundo de ignorantes e incapaces. Y podríamos seguir conjeturando, pero, repito, esto hace a los personajes más complejos, no más simples. Por eso insisto en que la comunicación no es un asunto de que alguien habla o escribe y alguien escucha o lee. La vulgata didáctica dice que sí, pero nosotros (¿quiénes somos nosotros?) sabemos, o sospechamos, que no, que la comunicación, incluso la hipercodificada, es más compleja, y por eso tenemos que enriquecer nuestros recursos expresivos y hacer más complejos los mecanismos cognitivos para tratar de dar cuenta de ella, Antonio.

<3) que la "competencia comunicativa" nunca puede postularse en abstracto, sino concernida a cada situación en la que se plantea. Y así, como sugiere el punto anterior, el aparente "fracaso" teórico de una situación de comunicación puede ser perfectamente compatible con el éxito pragmático de la misma.>

Tampoco he olvidado que la "competencia comunicativa" (pero ¿es que existe algo así? No lo sé, sólo pregunto) nunca puede postularse en abstracto: por eso me he basado en una situación comunicativa concreta, la que relata Sábato en su texto, para hilar algunas reflexiones. Esto me confirma que necesitas, en tu argumentación, un Eduardo Serrano amnésico a quien le corriges la plana, y un Antonio Caro (que no tienes que ser necesariamente tú, seas lo que seas) que recuerda o sabe lo que el amnésico olvida, lo que le da respecto de éste una superioridad, una competencia, mayor, más acorde con las cosas como son. 

<Al final yo mismo me he enredado sin quererlo en el formalismo semiótico. Cuando el único propósito de esta nota era coincidir con Ana de que las cosas son, por lo general, más simples (¿o tal vez más complejas?) de lo que parecen a primera vista. Y que, en efecto, el lenguaje o los formalismos son en muchas ocasiones los mayores obstáculos a los que nos enfrentamos a la hora de concebir, o simplemente percibir, algo.>

Después de haber dicho cosas tan inteligentes y finas no vengas con estas simplezas, Antonio. No es necesario, en nuestro intercambio, que yo sea tu antisujeto y Ana tu cosujeto, yo tu oponente y Ana tu aliada. Me parece mejor que todos seamos a la vez oponentes y aliados, antisujetos y cosujetos, complejos y no simples. Ese otro que es mi amigo es potencialmente mi enemigo, ese otro que es mi enemigo es potencialmente mi amigo, y gracias a esta dialéctica la significación se enriquece y nos revela como siendo más complejos de que los publicistas y los demagogos dicen que somos, nos revela que los seres humanos no somos transparentes, ni siquiera, y sobre todo, a nosotros mismos, y que el enigma es constitutivo de nuestro ser en el mundo. ¡Uf!

Cordialmente,

Eduardo

Message 773

Mon Nov 6, 2000 3:27am

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 26

Sábato, un amigo y Einstein

ana tornini wrote:

<Los tiempos cambiaron, los poetas también, incluso aquellos tan asiduos a la ambiguedad han vuelto a la simpleza, entendible, comprensible, de único significado, ampliando la cantidad de lectores, creo que la metáfora ha pasado a ser una expresión del sentimiento más genuino del que escribe, y no un enunciado incomprensible pero bonito. te mando un os versos escritos hace algún tiempo, donde para los viejos poetas peco de explicaciones.>

Ana, ninguna metáfora, ni siquiera la más hipercodificada, es una expresión del sentimiento más genuino del que escribe. Toda metáfora, todo enunciado, es una puesta en escena del sujeto para sí mismo y para otros, es un intento del sujeto de representarse quién es, pues no lo sabe, no sabe lo más genuino de su sentimiento antes de enunciarlo, para sí o para otro. Al ponerse en escena en el enunciado, el sujeto no puede considerarse sino como un otro al cual trata de aprehender. Esa imagen de sí, esa representación de sí, ese simulacro de sí (¿qué es esto, una anáfora?) es una manera de aprehenderse, una entre otras, un intento de cerrar la hiancia (¡ay!) que lo constituye. ¿Lo logra, lo logramos? Yo no lo creo, creo que siempre nos escapamos de las redes discursivas que nos arrojamos para atraparnos. Los poetas lo saben, incluso si no lo saben. Por eso escriben poesía, por eso los leemos y nos estremecen. Tu poema nos da ejemplos numerosos de ello. En él no hay simpleza entendible, comprensible, de único significado. En él hay una invitación a la interpretación, pues la significación que aprehendemos está tocada por el enigma. Te doy un solo ejemplo: "nosotros, seremos nuevamente/el trigo y el marfil". ¿Ese "nosotros" es exclusivo o inclusivo? ¿Me incluye a mí o a un destinatario al que te diriges y del cual no hago parte? ¿"Nuevamente"? ¿Es decir que ya lo fuimos antes, tú sin mí o conmigo? ¡El trigo y el marfil! ¡Qué hermoso! Pero ¿qué significa? ¿Qué significa ser de nuevo el trigo y el marfil? Tengo que interpretar, empezar a recorrer el campo semántico de los lexemas involucrados, hacer asociaciones, conjeturar significaciones que tengo que correlacionar con otras del texto... Considero que la (buena) poesía es el fracaso de la comunicación y el triunfo de la significación. Alguna vez alguien le preguntó a Sábato (¡vuelve y juega!) qué había querido decir con "Sobre hérores y tumbas". "Si hubiera querido decir algo lo hubiera dicho", fue su respuesta. Los grandes escritores nos invitan a la fiesta, a la orgía, al desenfreno, de la significación. Si quisieran comunicarnos algo lo harían. Recursos no les faltan. Ana, no nos comuniques nada con tus poemas. Invítanos con ellos a la fiesta de la significación. Dinos que no somos como los publicistas y los demagogos nos dicen que somos. Dinos que somos diferentes, pero que no sabes cómo somos. Dinos que somos el trigo y el marfil, que no es decirnos qué somos, sino que somos otros. No creas que eres simple, y que lo somos. Déjales eso a los predicadores. Tu eres poeta.

Cordialmente,

Eduardo

Message 777

Mon Nov 6, 2000 5:31pm

Antonio Caro  <antcaro@nexo.es>

Semiótica, interpretación y pragmática 27

Sábato, un amigo y Einstein

Sólo unas letras para congratularme de que el Eduardo Serrano "amnésico" que yo imaginaba en mi anterior mensaje con objeto de construir -de acuerdo con el sentido de su respuesta- un sujeto discursivo con el que expresar mi desacuerdo dialéctico sea, a fin de cuentas, mucho menos olvidadizo de lo que yo planteada en el marco de dicha construcción, como lo prueba el hecho de que manifieste, finalmente, su acuerdo con las "tres cosas fundamentales" que yo le acusaba de olvidar.

En cuanto a la "regla no escrita" que yo enunciaba en el primer párrafo de mi mensaje y que al Eduardo Serrano "real" le ha dejado, según enuncia, "perplejo", sólo me permito hacerle a este último (sea quien sea) la siguiente pregunta: si toda situación de comunicación está mediada -como él mismo viene a decir muy bien en otro mensaje- por un proceso de significación, ¿no puede suceder muy bien que el propósito de comunicación quede enredado en los meandros de ese mismo proceso de significación? (Problema éste que, a mi entender -salvo mejor opinión de Thomas A. Sebeok y otros que han indagado en este terreno- no se plantea un perro cuando emite un ladrido frente a una situación de peligro.)

Mis saludos cordiales al Eduardo Serrano "real" y al resto de los semioticians.

Antonio Caro

Universidad Complutense de Madrid

Message 782

Wed Nov 8, 2000 3:20am

Eduardo Serrano Orejuela  <eso@col2.telecom.com.co>

Semiótica, interpretación y pragmática 28

Sábato, un amigo y Einstein

Antonio Caro wrote:

En cuanto a la "regla no escrita" que yo enunciaba en el primer párrafo de mi mensaje y que al Eduardo Serrano "real" le ha dejado, según enuncia, "perplejo", sólo me permito hacerle a este último (sea quien sea) la siguiente pregunta: si toda situación de comunicación está mediada -como él mismo viene a decir muy bien en otro mensaje- por un proceso de significación, ¿no puede suceder muy bien que el propósito de comunicación quede enredado en los meandros de ese mismo proceso de significación?

¡Has dado en el blanco, Antonio, en la pregunta que haces al final! En efecto, esto es lo que se infiere cuando se postula la primacía de la significación sobre la comunicación, como lo hago yo. Tanto el locutor (hablante/escritor) como el alocutario (oyente/lector) son enunciadores de significaciones, mediadas enuncivamente, que pueden no converger, tanto por defecto como por exceso. Por eso insisto en repetir que no basta con que alguien hable o escriba y alguien escuche o lea para que haya comunicación. Se requiere algo más: lo que llamo convergencia de la significación interpretada con la significación generada, convergencia que es, por supuesto, relativa. Por supuesto, sigo sin compartir tu regla no escrita, de la que deberías abjurar públicamente.

Tengo la hipótesis de que esta convergencia semántica tiene que ver con la sobredeterminación de la significación por la creencia, que produce en el sujeto un estado de certidumbre. Escuchemos a Greimas y Courtès: "En cuanto que adhesión del sujeto al enunciado de un estado, el creer se presenta como un acto cognitivo, sobredeterminado por la categoría modal de la certidumbre. [...] En el eje de la comunicación (real o "imaginaria", cuando depende del discurso interiorizado), el "creer" se opone al "hacer-creer" (o persuasión) y corresponde, en consecuencia, a la instancia del enunciatario, que ejerce su hacer interpretativo, mientras que el "hacer-creer" es obra del enunciador encargado del hacer persuasivo" (Sémiotique. Dictionnaire raisonné de la théorie du langage I. Paris: Hachette, 1979, 76-77). Casos en los que se pone en evidencia que uno no había comprendido al otro, sino creído comprenderle, apoyan esta hipótesis. ¿Alguien tiene ejemplos?

Cordialmente,

Eduardo

Message 785

Sun Nov 12, 2000 5:36pm

Hernán Biscayart  <hernanbiscayart@movi.com.ar>

Semiótica, interpretación y pragmática 29

Sábato, un amigo y Einstein

Estimados colegas:

Desde hace algunos meses estoy suscripto a la lista y es la primera vez que participo activamente. Mi relación con estas cuestiones surge de mi pertenencia a la cátedra de Semiología del CBC de la Universidad de Buenos Aires.

Confieso que a veces me siento apabullado por la erudición que demuestran y que me plantea la necesidad de profundizar mi conocimiento de estos temas, ya que mi formación es fundamentalmente lingüística -lo cual no significa que me considere un experto lingüista-. A pesar de esto, estoy participando en un proyecto de investigación UBACYT titulado "Aprendizaje autorreflexivo de estrategias argumentativas".

El motivo de este mensaje es mi intención de aportar mi punto de vista al intercambio producido acerca de la anécdota relatada por Ernesto Sábato.

Es obvio que la relación entre Sábato y su amigo refleja la asimetría de conocimientos de ambos. Tal vez a Sábato, pese a sus esfuerzos, le haya faltado alguna competencia requerida para transmitir el contenido de la teoría de Einstein a quien evidentemente no es un estudioso de la física; otra hípótesis es que es necesaria, por parte del receptor, una alta capacidad de abstracción para comprender algo tan inasequible como la teoría de la relatividad.

Desde mi conocimiento de los modelos que hablan de competencias, yo optaría por tener en cuenta lo que Kerbrat-Orecchioni define como competencia cultural (el locutor debe hacerse una imagen certera del grado de conocimiento del mundo de su alocutario para poder llegar a hacerse comprender; por otro lado, no es desdeñable la dificultad de un experto en el tema para que un profano entienda una explicación que a la vez pretenda conservar rigor teórico). ¿Cuántos de nosotros estaríamos capacitados para entender esa misma explicación? En sentido contrario, ¿cuántos expertos en física se sentirían cómodos en una disciplina que maneja conceptos de gran especificidad, como la nuestra?

En alguno de sus mensajes, Eduardo Serrano hablaba de la "vulgata didáctica" que da una imagen parcializada del fenómeno de la comunicación. Tal vez esa simplificación escolar del esquema de Jakobson sea útil para alumnos de escuela primaria o de cursos inferiores de la enseñanza media, pero sería una grave limitación persistir en una explicación demasiado simple del tema que esté dirigida a estudiantes universitarios.

Es posible que la anécdota nos sirva para pensar, a quienes somos docentes, cuál es el criterio con el que seleccionamos nuestros contenidos temáticos: las exigencias de la institución, el "deber ser" que ponemos en nuestros alumnos o el grado de desarrollo del pensamiento que éstos han alcanzado -quienes trabajamos en cursos de ingreso a la Universidad experimentamos en general una insatisfacción con el saber previo de los estudiantes, y las enormes dificultades de base, traducidas en una escasa comprensión de textos con cierta pretensión de profundidad teórica-.

Creo que es un tema que no se agota en esto, al menos, por mi parte.

Saludos a todos.

Hernán Biscayart

Message 786

Mon Nov 13, 2000 1:33am

Claudia Miranda  <cmiranda@hkucc.hku.hk>

Semiótica, interpretación y pragmática 30

Sábato, Einstein y la docencia

Estimado Hernan,

Una breve intervencion, porque me parece que la tuya lo merece.

Si, el enunciador deber tener una clara idea de las competencias del enunciatario, pero no nos olvidemos que a traves del acto de comunicarnos con nuestros enunciatarios virtual, tambien los construimos (si somos capaces). 

En otras palabras, no hay solo un Lector Modelo, hay tambien un Alumno Modelo, que los docentes intentamos construir. Tarea, sospecho, mas dificil que la del Autor Modelo, porque en este caso no estamos "dealing" meramente con modelos (como son los del Autor y Lector Modelo) sino con Docentes y Alumnos pragmaticos, lo que significa de carne, hueso, emociones, deseos e ignorancias varias.

Partimos de la asimetria, tratando de construir algo parecido a la simetria durante el proceso; y acuerdo con algo que vos implicas: la cuestion etica es fundamental. 

Personalmente creo que la pregunta seria: Como construir a nuestro Alumno Modelo a partir de nuestro Alumno Pragmatico sin caer en la demagogia del "bajar el nivel del discurso" ni en el paternalismo de la "vulgata" que construye al otro como alguien que nunca sera capaz de entender cabalmente lo que estamos diciendo?

Por supuesto que no tengo la respuesta, solo torpes tentativos cotidianos.

(tal vez los expertos en semiotica y didactica que andan por ahi "girando" en el espacio virtual quieran darnos una mano)

Un cordial abrazo,

Claudia Miranda